domingo, 29 de octubre de 2023

SAMAÍN

 



Queridos lectores/as:

Nos acercamos al final del mes de octubre y principio de noviembre. En estos días se celebra la fiesta conocida como Halloween. Las calles se llenarán de disfraces, fiesta y dulces con diseño siniestro.

Pero esta fiesta que, poco a poco, se fue extendiendo por muchos países desde EE.UU, no es originaria de allí. En realidad, es una fiesta muy antigua y era conocida con otro nombre: "Samaín". 

En esta entrada os voy a hablar un poco de esta tradición.

¿QUÉ ES EL SAMAÍN?

El Samaín o Samhaín es una tradición de origen celta que se ha revitalizado en estos últimos años, sobre todo en Galicia. Aunque también es originaria de Asturias, Gran Bretaña, Irlanda y parte del norte de Europa.

Esta celebración marcaba el fin del período del as cosechas, así como el inicio del frío y la oscuridad.

Era una fiesta dirigida por los druidas o hechiceros.

Samaín, o Samhaín (galaico) además de festejar el fin del verano, también significa el cambio de año y el puente o pasaje al otro mundo. Ese "puente" permitía cruzar a los muertos al mundo de los vivos, bien para visitar a sus seres queridos o para molestarlos o aterrorizarlos. 

En el rito original, los druidas para aplacar al dios de la Muerte, extraían las vísceras de sus víctimas humanas y practicaban técnicas adivinatorias del futuro con ellas.

Los romanos se escandalizaron con esta práctica y ordenaron sustituir los sacrificios humanos por los de figuras o efigies. Más tarde se intentó imponer el Festival de Pomona, que rendía culto a la diosa de las manzanas y al otoño, pero esta nueva celebración, aunque aceptada, no erradicó la antigua.

Iniciada la Edad Media, el papa Gregorio III declaró el 1 de noviembre la fecha de los mártires cristianos y, más tarde, su sucesor -Gregorio IV- la amplió a todos los santos, celebración que llega a nuestros días.

LOS RITOS DEL SAMAÍN

Los druidas consideraban la noche del 31 de octubre esotérica, la que ofrecía mayores poderes en todo el año. A petición suya, la deidad Samagín, convocaba a los muertos para que pasasen al otro lado, es decir, al mundo de los vivos.

Las personas que en vida habían sido malvadas, regresaban en forma de animales salvajes. Otras podían conseguir el permiso de aparecerse con su aspecto en vida y compartir unas horas con sus familiares, quienes pasaban la noche con sentimientos encontrados: el terror de encontrarse con un muerte y la esperanza de volver a comunicarse con el ser añorado.

Los druidas encendías hogueras en las colinas y mandaban apagar los fuegos en las casas para evitar que los espíritus malvados entraran. En esas hogueras ardían hojas de roble ("carballo" en gallego. Árbol sagrado de los celtas). Se ofrecían frutos del otoño, animales y, como dije al principio, sacrificios humanos.

Los jóvenes iban por las casas pidiendo leña u objetos con que poder encender las hogueras y vestían grotescos disfraces y máscaras elaborados con pieles y cabezas de animales. Esta tradición llegó a nuestros días como el famoso "truco o trato" en la fiesta de Halloween.

Aunque la fiesta fue prohibida con la llegada de los romanos a Gran Bretaña, la costumbre se mantuvo y los emigrantes a Norteamérica la exportaron y popularizaron en las nuevas tierras.


En Galicia se siguió celebrando de una manera más lúdica y festiva que la original. Las grandes hogueras se cambiaron por la lumbre en las casas, que se mantenía toda la noche para que los visitantes del Más Allá se sintieran calientes y acogidos. También se les reservaba comida y una silla vacía.

Otra tradición celta era dejar una calavera de un enemigo en una ventana con una vela encendida, para evitar visitas "indeseadas". Los gallegos sustituyeron la calavera por nabos vaciados o calabazas talladas con forma de caras en las que se introducía una vela. 

Las familias depositaban comida y dulces en las entradas de sus hogares para mantener contentos a los espíritus. 

Rafael López, maestro de escuela de Cedeira (A Coruña), se encargó recientemente de redescubrir esta tradición antigua y comprobar que todavía se mantenía en mayor o menor medida en Galicia y en las zonas limítrofes de Zamora y León.

En lugares como Quiroga, Lugo, se realiza un espectacular desfile de disfraces por todo el pueblo, cuyas calles se iluminan con calabazas vaciadas, que más tarde serán reutilizadas en el mes de Entroido (Carnaval)

En Ribadavia y Verín (ambas de Ourense) se organizan los desfiles de la Santa Compaña, procesión de ánimas de largo arraigo en el imaginario gallego.

Ho en día, el Samaín (o Halloween) está muy extendido y es habitual disfrutar de diferentes celebraciones en todas las ciudades y pueblos. 

Espero que disfrutéis del Samaín/Halloween y paséis mucho miedo. 







viernes, 6 de octubre de 2023

RELATOS

 




Hola lectores/as:

Hace tiempo que no dejo nada por aquí. La falta de tiempo, la falta de ganas… Pero, ahora que ya estamos inmersos en una nueva estación, he decidido compartir dos breves relatos.

Lo cierto es que, en estos días, deberíamos sentir más frío y disfrutar de cómo se amarillean las hojas de los árboles, recoger setas y disfrutar de las castañas asadas, entre otras delicias otoñales, pero… En el hemisferio sur están disfrutando de la primavera y nosotros seguimos en el verano.

Yo estoy segura de que sin niebla la Santa Compaña se va a negar a salir por las noches.



A pesar de lo rarito que está el tiempo, yo os dejo dos relatos que son propicios para leer en estos días cercanos a la noche de Fieles Difuntos, Halloween, Samaín o lo que celebréis.



El CEMENTERIO

 Una tumba de mármol blanco para expresar el dolor por la pérdida de un hijo.

Una tumba cercada con una valla de hierro para marcar el territorio del patriarca.

Una tumba de mármol negro para homenajear a los viejos.


Una tumba coronada por un ángel que lamenta la muerte de una novia enamorada.

Una lápida sin nombre para alguien ya olvidado.

Un epitafio que se grava en la memoria de los vivos.

Un rezo, un llanto, un lamento, un suspiro…

Un refugio para el último sentimiento de los vivos y los muertos.



LA ROSA

Roja como el fuego, cual sol rayando el horizonte.

Roja como los labios carnosos  que se abrían mostrando una forzada sonrisa  para esconder la tristeza de su alma.

Roja era la rosa que engalanaba su blanca tumba.


Blanco de mármol, de inocencia muerta, de esperanzas difuminadas en un horizonte perdido.

Los versos grabados en la losa no eran suficientes para dignificar su recuerdo, para enaltecer el dolor de quienes la amaron en vida, ni para gritar la rabia que su brusca partida dejó entre los vivos.

La rosa roja era el tributo a la vida que se fue.

La rosa marchita era la pena de los vivos por la muerta.

FIN

Espero que os hayan gustado. Disfrutad del "veroño". Hasta la próxima.