domingo, 27 de junio de 2021

LOS DIÁLOGOS

 




LOS DIÁLOGOS EN LAS NOVELAS

 

En algunas novelas hay más narración que diálogos y en otras sucede lo contrario. A mí me gustan mucho los diálogos. Lo considero una buena herramienta para dar a conocer los personajes a los lectores. A través del diálogo y sus pensamientos muestran su carácter, sus temores, deseos, dudas, etcétera.

¿Cuántas veces, sobre todo en la novela romántica, un personaje se cohíbe y no manifiesta sus verdaderos sentimientos pero el lector/a los conoce a través del pensamiento del personaje? ¿Cuán enriquecedor puede ser un diálogo bien hecho? La narración puede centrarse en los pensamientos, en las descripciones del mundo que rodea a los personajes, en las acciones pero es en el diálogo donde los personajes interactúan y aportan mucha información, además de entretenimiento para el lector.

Ejemplo de diálogo extraído de mi novela "La protegida del Vampiro"

"─Los sacerdotes no frecuentamos fiestas de ese tipo ─comentó el padre César cuando Víctor le comunicó la invitación durante la cena.

─Estoy seguro de que no habrá excesos en esa fiesta. Además, vos queríais conocer a la familia. ¿Qué mejor momento hay antes de regresar a Orense?

─¡Id a la fiesta, padre! ─exclamó Miguel─. Es posible que encontréis a algún vampiro escondido ─sonrió burlón.

─Os aseguro que eso no tendría nada de extraño ─replicó molesto el sacerdote─. He observado que ambos lucís un medallón exactamente igual.

─Así es ─asintió Víctor─. Se lo regalé yo.

─¿Representa algo especial? Lo normal sería que vos ─miró a Víctor─ llevaseis un crucifijo.

─Representa nuestra amistad. Cuando oficio misas, suelo llevar un crucifijo.

─Creo recordar haber visto un medallón similar ─comentó pensativo.

─Existen cinco medallones como éste ─dijo Víctor". 


Aunque la escritura debe ser libre, pues es una manifestación de nuestra manera de entender el arte, hay unas pautas que se pueden seguir, y son recomendables sobre todo para quienes empiezan a escribir y tienen dudas de enfrentarse a un diálogo entre los personajes de su novela.

He aquí algunas normas para los diálogos:

Conoce tu personaje: Ya lo he comentado en otras entradas. Hay que conocer bien a nuestros personajes para saber qué dirían en una determinada situación y, sobre todo, cómo lo dirían. De hecho, esta parte la considero sumamente importante. No es lo mismo que un personaje hable en el siglo XXI, a que lo haga en la época Victoria, por ejemplo. Las maneras de hacerlo son muy diferentes y no tenerlo en cuenta empobrece la historia. He visto alguna novela en la que se ha escapado alguna expresión demasiado “moderna” para la época y no me ha gustado nada.



Interpreta su papel
: Imagínate que tú eres el personaje y así sabrás qué podrías decir ante una determinada situación. Y, si puedes, no lo personalices. No eres tú haciendo de detective, cortesana, galán, princesa, etc. Es tu personaje haciendo algo. Así que, por mucho que las historias tengan una parte de nosotros, creo que una novela ficticia no debe ser una extensión de nuestra personalidad, si no buscamos novelar alguna experiencia personal, por supuesto.

En una ocasión conocí a alguien que escribía novela romántica y las protagonistas (no lo observé solo yo) siempre actuaban igual, y eran un reflejo de la personalidad de ella. En algún momento, puede estar bien pero los lectores, sobre todo si te conocen personalmente, lo consideran un error. Es como si escribieras tu sueño una y otra vez y (creo que) nadie quiere imaginarse al/a protagonista como una copia del/a escritor/a.

En diferentes páginas webs he leído que aconsejan que hables en voz alta los diálogos para comprobar si son creíbles. La verdad, no me imagino a un/a escritor/a consagrado haciendo esto. No creo que lo necesite. Pero cada cual que encuentre su propio camino.

Rompe los diálogos con acción: Mientras dialogan nuestros personajes, también pueden hacer algo para dar dinamismo a la escena. Es posible que estén sentados, pero pueden moverse en la silla porque se sienten incómodos con la conversación. Tal vez tomen alguna bebida, comida o vean pasar algo por la calle que les llama la atención.

No expliques lo que ya se da por explicado a través de la acción, avanza: Si ya hemos explicado una situación, sentimiento a través de la narración, no deberíamos repetirnos, aunque yo opino que, a veces, es necesario remarcar o recordar un hecho importante a través del diálogo, sobre todo en las novelas largas y complejas.

Interrumpe, de vez en cuando: No convirtamos los diálogos en monólogos. Cuando un personaje habla, el otro u otros pueden interrumpirlo con preguntas, comentarios. Como haríamos en la vida misma.



Haz que importe: Es decir, que el diálogo está escrito porque lo consideras importante dentro de la narración para, por ejemplo, dar a entender que un personaje cambia de opinión, se cuestiona algo, etc.

Si son conversaciones que se pueden prescindir, hazlo. Cuando corregí mi novela: “El dolor de Roberto Gaite”, he suprimido muchos diálogos de este tipo que pueden considerarse “paja”.

Utiliza dinamismo en el lenguaje escrito: Si puedes, procura que las frases sean cortas y sencillas. Aunque, según mi opinión, esto depende de la novela. Tal vez, en la narrativa actual se lleve ser económico en el uso del lenguaje, a diferencia de las novelas de otras épocas, donde la narrativa y los diálogos eran más profundos, largos y espesos.

No te pases  con los “dijo”: Yo lo hacía mucho cuando empecé a escribir. Es más, escribía: “dijo él”, “dijo ella”. En mi ignorancia estaba convencida de que el/la lector/a no se iba a enterar de quién estaba hablando en las escenas de la novela. Y, salvo que esté mal narrada la historia, es fácil entender quién es la voz activa en cada momento.



El lenguaje no verbal: Es importante que los personajes se manifiesten con gestos, acciones, el tono de voz. Es un mensaje que también aporta información a los otros personajes que forman parte de la conversación y a los lectores. En mis novelas, los personajes se miran mucho a los ojos, sobre todo cuando entre ellos hay un sentimiento profundo, aunque no lo admitan. Y son esos pequeños gestos o el tono de voz el que indica su estado de ánimo, definen su carácter.

El lenguaje no debe imitar a la realidad: Los diálogos en las novelas no son como los diálogos que tenemos en la realidad, al menos es lo que he leído como consejo en diferentes páginas web y blogs. Aunque también he leído lo contrario. Supongo que dependerá de la época en la que se desarrolla la acción.

Por ello, insisto, que se debe tener en cuenta la época en la que se mueven los personajes. Si están en el siglo XV, tal vez no escribiremos en castellano antiguo para que se nos entienda (salvo que lo prefiramos), pero sí debemos tener en cuenta que tampoco podemos hacer que nuestros personajes hablen como si estuviesen en medio de un parque del siglo XXI. Hay expresiones que debemos respetar. Tal vez debamos tratarlos con el pronombre “vos” (acompañado de la forma verbal correspondiente), en vez de “usted” o “tú”. En incluso “usted” sea más correcto que “tú” aunque los personajes sean de la misma edad si tenemos en cuenta el formalismo que imperaba en determinadas épocas.

Por último insistiré en el consejo que nunca falla: leer. A través de la lectura de todo tipo de novelas, y de todos los tiempos, podremos aprender y mejorar nuestra narrativa. Y, si estáis interesados, buscad información y libros que os enseñen a mejorar los diálogos.

Espero que os haya gustado esta entrada. Nos vemos en la próxima. ¡Un saludo!





viernes, 18 de junio de 2021

CREANDO UN PERSONAJE

 




CREANDO UN PERSONAJE

 

Hay varios requisitos o reglas que se utilizan para crear un personaje. Siempre he sido autodidacta, así que, si a la hora de inventar mis personajes he coincidido con estas reglas, es por casualidad. De hecho, tardé años en adquirir un libro que habla sobre cómo escribir una novela. Y mucho más en buscar información en internet.

En casi todos los blogs y páginas webs que he leído sobre las normas a seguir para crear un personaje son iguales, con mayor o menor amplitud de puntos.




Aquí os comento algunas de esas reglas, aportando mi opinión personal.




Conocer al personaje: No puedes escribir una historia si no tienes claro cómo son tus personajes. Y no se refieren solo al físico, sino a su carácter, sus costumbres, rarezas. Los personajes son una extensión de nosotros mismos y, aunque no se parezcan a nosotros en la realidad, debemos considerarlos como amigos, familiares, gemelos. Tenemos que profundizar en ellos hasta aburrirnos, hasta sentir que podríamos ser ellos. Supongo que sería algo así como lo que hacen algunos actores con sus personajes. Durante el tiempo que actúan, se meten tanto en la psicología del personaje, que luego necesitan un tiempo de terapia para olvidarse de esa personalidad que los ha fascinado y dominado por igual.

Que sea verosímil: incluso si la novela es de humor, los personajes tienen que parecernos reales. Debemos hacer que el lector o lectora sienta que es posible que exista ese personaje aunque pueda saltar de nube en nube o vivir bajo el agua sin botella de oxígeno. Y yo creo que la clave está en la configuración de su carácter. Humanizar a los personajes, incluido los monstruos, extraterrestres, objetos inanimados, etcétera, nos ayudará a que los lectores sientan empatía con él/ella.

Permitir que se transforme, que crezca, evolucione: Nosotros evolucionamos a lo largo de la vida y cambiamos de opiniones según las circunstancias y la madurez. Los personajes deben poder hacer lo mismo pero siempre apoyándonos en una lógica. No podemos crear un personaje que crea que un cuadro es blanco, y luego decidir que es negro sin un argumento lógico y que al lector no le parezca absurdo (salvo que estemos creando un personaje con algún tipo de problema psicológico, razón que tendría que quedar bien aclarada en la descripción o trama).

Describir lo justo y necesario: Es necesario describir el físico de los personajes, sobre todo al principio de la historia porque todos tendemos a imaginarlos como nos apetece y, si por alguna casualidad, damos algún dato en medio de la novela, podemos romper esquemas y perder el interés del/a lector/a. No es necesario profundizar en las descripciones, si no lo consideramos necesario, pero siempre debemos resaltar una cualidad, un rasgo, que consideremos distintivos e interesantes para la creación del personaje y su desarrollo en la trama. 

Describirlo y darlo a conocer a través del pensamiento o comentarios de otros personajes: Muchas veces es necesario y aconsejable que sea a través de otros personajes el modo de dar a conocer rasgos físicos, el carácter, anécdotas de su vida, secretos, de los personajes principales. Eso hará que la narrativa sea más enriquecedora.

Los personajes secundarios también son importantes: Los personajes secundarios tienen su importancia y deben ser creados con sumo cuidado. Incluso el que aparece en menos páginas y parece un personaje superfluo, porque si lo hemos creado, es porque lo consideramos necesario. No tenemos por qué extendernos en su descripción, pero sí es aconsejable que remarquemos algún detalle para hacerlos creíbles y no se conviertan en simples sombras pasajeras. Estos personajes pueden acompañar al personaje principal para llevar a cabo las acciones y/o pueden tomar decisiones que influyen en él/ella.

Los personajes deben ser realistas: Cuando veis una película ¿no os habéis preguntado cuándo van al baño? ¿Acaso no tienen sed? ¿No comen? ¿Por qué no engordar con esas comilonas? Parece absurdo pero un personaje que está humanizado es mucho más creíble. Así que deben hacer, de vez en cuando, algo que hacemos nosotros en nuestras vidas. Y no me refiero solo a satisfacer sus necesidades básicas, sino también a mostrar su carácter en toda la amplitud que se lo permita la trama. Si tiene que enfadarse por una tontería en algún momento, que lo haga, y no nos cortemos solo por temor a que deje de parecer perfecto/a. Aunque, siempre debemos tener en cuenta que los cambios que manifestemos sigan una lógica en la novela y no un capricho del escritor, metido con calzador para cumplir con la norma.

 


A la hora de crear el personaje es importante utilizar un programa como Excel para anotar las descripciones. Si necesitas fotos, hazlo. Si no te atreves con Excel o una base de datos, usa Word (puedes crear una tabla). Otro gran recurso es utilizar una libreta, sin más. Incluso “post its” son de gran ayuda para recordar algún dato de los personajes.



A veces, cuando creamos un personaje nos hemos basado en otro que hemos visto en la televisión, cine; o lo hemos conocido a través de la lectura. Nos llamó la atención alguien real: amigo, familiar, etc. Pero, desde mi punto de vista, creo que es importante coger solo algunas características y no convertir nuestro personaje en una copia exacta. Dejaría de ser insólito, tal vez, creíble e incluso el lector/a podría darse cuenta y, salvo excepciones, considerarlo una burda copia del original. Ya sé que no hay nada nuevo bajo el sol (esta frase la repito mucho) pero siempre hay un detalle o detalles que hacen que algo o alguien sea diferente, irrepetible y admirable.

He comprobado a través de las redes sociales que muchas escritoras de novela romántica utilizan las imágenes de famosos (actores, actrices, modelos, cantantes) para crear sus personajes y los dan a conocer con esas fotografías. A mí me gusta mucho la imagen y, cuando compartía relatos en mi antiguo blog, ponía fotografías pero, una cosa es un blog y otra una novela. Aunque las portadas de novelas románticas suelen tener imágenes reales (sobre todo la novela de bolsillo), a veces esas imágenes están tratadas para que no se vean como fotografías, sino como ilustraciones creativas. Y yo soy más partidaria de dejar que el lector/lectora se imagine el personaje como quiera, con la simple descripción es suficiente. Para poner imagen a los personajes ya tenemos el arte visual: cine, televisión, teatro… Además, la imagen que tienen los escritores de sus personajes,  no tiene por qué coincidir con la del lector exactamente. Alguna vez he visto imágenes de famosos (compartidas por las redes sociales por las autoras) que no me resultaron agradables para imaginármelos como personajes de una determinada novela. Y para mí, eso es peor que una portada fea. No me convence para comprar esa novela.

Cuando creo a mis personajes, pienso mucho en ellos. Me los imagino físicamente, los pongo en diferentes situaciones, los veo dialogar entre ellos, resolver problemas. No todas las escenas que imagino las llevo a la novela pero me ayuda mucho a conocerlos mejor. Los personajes, pueden estar más o menos visibles en mi mente, pero las situaciones que viven tienen que ser reales, como si viera las secuencias de una película.

En mis historias, lo que más me gusta es enfrentar a los personajes entre ellos a nivel emocional. Me gustan mucho las escenas en las que sufren por la fuerza de sus sentimientos, dudas, recuerdos, amores y desamores, temores, odios. Trabajo mucho los diálogos que desarrollo.

Cuando compartí algún escrito en el blog que tuve anteriormente a éste, he recibido buenas críticas por los diálogos que escribía. Así como en otras páginas donde también compartí los relatos. Y es agradable saber que la gente reconoce lo que has querido transmitir en esas escenas.

Los personajes son los hijos de nuestra creatividad y debemos cuidarlos y mimarlos, incluso a los malvados.

Este tema también puede ser muy extenso e interesante. Seguro que volveré a tratarlo de nuevo en otra entrada en el blog. Muchas gracias por vuestras lecturas. Nos vemos. ¡Un saludo!





sábado, 12 de junio de 2021

ESCRIBIR UNA NOVELA

 




ESCRIBIR UNA NOVELA

 

Para escribir bien se necesitan dos cosas: leer mucho y practicar constantemente.

No lo digo yo, podéis encontrar ese consejo en cualquier página o libro que hable sobre la escritura creativa. Todavía tengo mucho que aprender en este arte de la escritura. Pero comparto algunos consejos y mis experiencias por si os anima a seguir escribiendo.

Ahora bien, ¿es suficiente con leer y practicar para convertirse en escritor/a? Seguramente, pero el artista nato, tiene algo más que aprendizaje.

¿Habéis visto la película del niño bailarín Billy Elliot? Bailaba por instinto. Cuando se presentó a la selección en la academia de baile, los profesores se dieron cuenta de que tenían un bailarín innato ante ellos. Necesitaba aprender, mejorar la técnica, pero había nacido para bailar.


Así que haré la eterna pregunta que se hace a todo artista (escritor, pintor, actor…) ¿El artista nace o se hace?

Yo lo tengo claro: nace. Billy Elliot decía en la película: “Me siento bien. Al principio estoy agarrotado, pero cuando empiezo a moverme lo olvido todo. Y… es como si desapareciera, y todo mi cuerpo cambiara. Como si tuviera fuego dentro y me veo volando, como un pájaro”.

El/la escritor/a debe sentir que la creatividad es su forma de vivir, escribir es su vida y cuando escribe no hay más mundo que el que está creando. Sueña, come, trabaja pensando en la historia que está escribiendo. Se divierte con ella, sufre con ella. No piensa en si le va a gusta a los futuros lectores (si la da a conocer), ni piensa si le va a aportar beneficios económicos (salvo que se pueda permitir el lujo de vivir de sus libros vendidos). Solo piensa en dar vida a unos personajes, en crear un mundo que no existe en la realidad y hacerlo verosímil. Es una necesidad inevitable.

Desconozco cuánta gente siente algo similar cuando se pone a escribir. Pero, si lo sientes, sabes que jamás podrás abandonar este arte y has nacido para dedicarte a él, aunque solo lo hagas como entretenimiento y no consigas o no tengas pensado compartir tus obras.

Todo el mundo puede escribir algo, ya sea con mayor o menor acierto. Otra cosa es ser un genio. No todos escribiremos obras que pasen a la posterioridad como hicieron Cervantes, Bécquer, Ana María Matute, etcétera. Desde luego, siempre puede haber un golpe de suerte que nos encumbre a las estrellas antes o después de morir. Por soñar que no quede…

Para escribir una obra literaria, en este caso una novela, si no tienes claro cómo hacerlo, hay muchos consejos que pueden ayudar a los noveles.




He visto, y sigo viendo por las redes sociales, escritores/as que leen todo tipo de libros y otros documentos para aprender a mejorar su técnica; y hacen retos de escritura para evitar la página en blanco, esforzarse y forzarse en tener ideas creativas. Y temen no conseguir los objetivos que se ponen, algunos/as llegan a caer en depresión, ansiedad si no lo consiguen.

Estoy de acuerdo en que es necesario mejorar la técnica, sobre todo si has estudiado algo que no tiene nada que ver con Letras. Incluso para escribir diferentes géneros (romántica, policíaca, terror, etc.) será necesario aprender algo que las diferencie, seguir algunos consejos o pautas. Aunque, la mejor escuela (aparte de tener nociones de ortografía y gramática) es la lectura. Y el mayor consejo que dan los escritores consagrados es: leer, leer y leer.

¿Es necesario obligarse a escribir diariamente para sentirse escritor/a? Creo que no. Yo escribo desde que era niña. No concibo la vida sin escribir pero no me pongo objetivos que me hagan sentir mal si no los cumplo, ni me asusta la página en blanco. He tenido períodos de no escribir nada (no por falta de imaginación, sino de ganas) y no me he sentido mal por ello.

Durante dos años asistí a un curso de escritura creativa y luego, algunos alumnos formamos un club de escritura que quedó en suspenso por culpa de la pandemia del COVID. Ambas actividades estuvieron bien. Fue divertido, interesante. Me obligué a escribir géneros o temas que no hice anteriormente. Pero, en el fondo, la mayoría de las veces, no escribía lo que yo quería. Estaba forzando mi capacidad creativa y eso era bueno pero no satisfactorio plenamente. Y yo considero importante disfrutar con lo que escribo.

Hace unos años quedé en segundo lugar en un concurso literario durante dos años consecutivos. Para ambos eventos presenté relatos sobre temas que no desarrollo habitualmente. Y escribir sobre algo que no acostumbro a trabajar es más difícil y no es satisfactorio, a pesar del premio.

Creo que, como escritores/as debemos tener claro un objetivo y seguirlo, sin importar si escribimos más o menos en un día, salvo que tengamos un contrato con una editorial y nos obliguen a entregar un número determinado de páginas, que no es mi caso. Y no debemos dejarnos llevar por metas inalcanzables. Si a alguien le ayuda involucrarse en retos creativos, perfecto pero, si tu objetivo es crear una historia amplia y detallada, con el sacrificio que lleva eso, es necesario  que realmente te guste para implicarte a fondo en ello.

Personalmente, puedo tener muchas ideas y deseos de escribir sobre algo pero, solo si veo la historia en conjunto, la llego a desarrollar, de lo contrario estaría empezando ideas que terminan en el cajón del olvido. Tampoco es malo esto último. Son bocetos que puedes retomar en algún momento. Mis novelas “Los siete sellos sagrados” y “La protegida del vampiro” (no publicada) estuvieron en un cajón durante años, hasta que sentí que había llegado el momento de continuarlas. 

Pero si no terminas ninguna obra que empiezas, puede ser frustrante y, casi mejor, sería no dedicarse a escribir.  


Para que me entendáis os explicaré con el cine cómo imagino mis novelas. Yo necesito ver la historia como un tráiler: donde se ven las claves principales y más llamativas de la historia. Luego, en la película se ven otros elementos necesarios para llegar a esos puntos importantes. Cuando tengo claro el resumen, las imágenes importantes, sé que puedo escribir la novela.

Al mismo tiempo que veo la trama de la novela, es necesario conocer los personajes más importantes. Y trabajarlos bien. Luego, a medida que escribo, pueden aparecer otros personajes necesarios para el desarrollo de la historia.

Empezar una novela no es fácil, pero tampoco debemos desesperarnos. A veces, es necesario cambiar el inicio varias veces, hasta que nos resulta totalmente satisfactorio. J. K. Rowling, creadora de la famosa novela “Harry Potter”, empezó el principio de ésta varias veces.

Pero, lo importante es no atascarnos con esta primera página. Una vez empezada nos ayudará a desarrollar la historia y siempre podemos corregir y borrar lo que no nos gusta.

Antes de escribir, debemos documentarnos. Quizás toda la novela sea fantasía, no incluya datos históricos, y se desarrolle en un ambiente conocido o inventado. Sea como fuere, seguro que hay algún detalle que debemos comprobar: vestimenta, armas, paisaje, sucesos históricos, costumbres, etcétera.

Aunque seamos escritores de brújula, a lo largo del desarrollo de la novela es importante hacer anotaciones, para no olvidar detalles. Os aseguro que, en mis comienzos, a veces no lo hacía y era muy engorroso volver a leer las páginas para encontrar ese dato (fecha, rasgo físico, etc.) que necesitaba en otro momento de la historia.



También debemos tener claro cómo sería el final, aunque se pueda cambiar. Eso nos ayudará a encauzar la trama en una dirección.

Es aconsejable no obsesionarnos con un final feliz. Las historias no tienen porqué acabar siempre bien para contentar a los lectores.

Después de terminar la novela, es imprescindible corregirla. Yo suelo dejarla unos días en descanso para tener más claras las ideas y no dejarme llevar por emociones que me impidan ver con objetividad la historia. Siempre hay algo que podemos borrar o corregir y, si no somos objetivos, nos negaremos a aceptar que hemos cometido algún error en el desarrollo de la novela: un diálogo que sobra, una descripción demasiado larga o corta. Y, por supuesto, hay que corregir la ortografía y gramática. Lo normal es que no cometamos errores, no deberíamos, pero todos hemos comido una letra, puntuamos erróneamente una frase, o el programa que utilizamos no entiende una palabra y la marca como errata.

Como habéis observado, este tema puede ser muy extenso y apasionante. Y seguro que lo volveré a tratar en otra ocasión. Espero que os haya gustado y nos vemos en la próxima. ¡Un saludo!






domingo, 6 de junio de 2021

ESCRITORA DE BRÚJULA O MAPA

 



ESCRITORA DE BRÚJULA O MAPA

 

Si me pregunto qué tipo de escritora soy, según utilice o no un esquema que me indique por dónde debo llevar la trama de una novela, solo puedo responder como gallega: depende.

Y es que, en verdad, depende de la historia. He escrito muchas novelas, largas y cortas, en las que no necesité hacer previamente un resumen, esquema, ni nada similar. Solo necesitaba imaginarme la historia, empezar a escribir y dejar que se desarrollara por sí misma.

Las pocas veces que quise seguir un mapa para desarrollar alguna historia, me he llevado la sorpresa de que no me servía de nada, porque los personajes y la trama siempre me sorprendían con un nuevo detalle que me hacía seguir por otros senderos.

Aunque soy más de brújula que de mapa, no puedo obviar tomar apuntes que me ayuden a recordar los elementos que constituyen la novela:

Nombres de personajes, edad, físico, parentesco, profesión, etc. También es necesario anotar algún detalle como fechas, hechos, diálogo que puedan ser claves para el desarrollo de la historia. De no hacerlo, sería muy incómodo releer una y otra vez la historia para recordar algo.

Los árboles genealógicos me ayudan mucho cuando creo varios personajes que están emparentados entre sí, sobre todo si hay que tener en cuenta que forma parte del pasado del personaje pero ya no está vivo. Sí, también utilizo una calculadora para calcular las edades y años que hayan podido pasar entre una generación y otra.

Si es necesario, realizo investigaciones sobre la época en la que ubico la historia. También puedo guardar fotografías que me ayuden a imaginar los escenarios.

Para guardar las anotaciones y hacer plantillas sobre los personajes, acostumbro a utilizar el programa Excel.


Ejemplo Hoja de EXCEL



Las imágenes las guardo en una carpeta aunque, recientemente, he descubierto que Pinterest es un buen lugar para guardarlas y encontrar otras muchas de utilidad. Tengo una cuenta en esa red social: @anamescritora 






A pesar de recurrir a la tecnología, tampoco dejo de lado una simple libreta donde hacer anotaciones, bien porque se trate de una nueva idea, bien porque sea un recordatorio de la historia del que me he dado cuenta en algún momento y no necesariamente cuando estoy escribiendo.

Cuando estoy desarrollando una nueva novela, me paso el día pensando en ella y siempre tengo ideas nuevas o algún recuerdo sobre lo que he escrito, y debo anotar si hay algo que es necesario tener en cuenta para el futuro de la trama, o se debe corregir, eliminar, etc.




Así que, en resumen, puedo decir que soy un 90% escritora de brújula porque mi imaginación me lleva a ello, y soy un 10% de mapa porque la razón me obliga a ello.

Si vosotros/as sois escritores ¿a qué tipo pertenecéis?

Espero que os haya gustado esta entrada. Nos vemos en la siguiente. ¡Un saludo!