lunes, 18 de abril de 2022

LA PROTEGIDA DEL VAMPIRO

 


Queridos/as lectores/as, así es la sinopsis de mi última novela: “La protegida del vampiro”. Una novela romántica, gótica.

Si queréis adentraros en esta aventura debéis saber que no es una novela histórica. Aunque está ambientada en el siglo XVIII, no sale ningún personaje real. Y la ciudad, si bien es real, puede tener algunos cambios estructurales por exigencias de la historia.



Micaela es una joven que está en edad casadera. A pesar de ello, y tras sufrir el ataque de un vampiro, en el que su mejor amiga murió, su abuela, la condesa de Tilos, doña Nemesia, y su madre, Adela –una mujer coqueta-, creen que es el momento de buscarle un marido que la proteja. 

Aunque ellas no creen en vampiros, la insistencia del padre César de que la joven corre peligro, y que hay más gente que opine lo mismo, les lleva a ese convencimiento.

El padre César, entre otros hombres, incluso desconfían del arzobispo, Víctor Bernabé, un hombre demasiado joven, atractivo y de costumbres extrañas para el cargo que ocupa: el de arzobispo de Santiago de Compostela. Así como tampoco les despierta simpatías el amigo del arzobispo. 



El arzobispo conoce a Micaela y ambos sienten una gran atracción el uno por el otro.

Micaela no lucha contra sus sentimientos, a pesar de saber que enamorarse de un hombre de iglesia es caer en pecado. Pero Víctor intenta alejarse de ella, aunque las circunstancias lo acercan más a la joven.

Diferentes situaciones de peligro harán que los enamorados se acerquen o alejen el uno del otro.

En esta novela, además de vivir el romance entre Víctor y Micaela, conoceréis otros personajes que harán tambalear la paz en la ciudad y en las vidas de los protagonistas.

Aquí podéis leer unos fragmentos:

 “Micaela sintió que alguien la estaba mirando de un modo especial. Era una mirada que llegaba a su mente de alguna extraña manera y aceleró su corazón. Levantó la vista y se encontró con un hombre que la contemplaba desde el balcón del palacio arzobispal.

(…)



Víctor, el arzobispo, se retiró de la ventana tan pronto aquella joven de gran belleza que se detuvo en la calle y lo miró, se dio la vuelta para seguir su camino. Durante unos segundos sintió una sacudida en su interior que le trajo viejos recuerdos. Quiso olvidarse de ella pero, en su interior, crecía la necesidad de conocerla, tocarla, sentir su respiración. Cerró los ojos y sacudió la cabeza. Sus sentimientos más viles se estaban apoderando de su mente y no debía permitirlo.  Instintivamente se llevó la mano al medallón de plata y azabache que colgaba de su cuello, lo apretó con fuerza hasta que se hizo daño. Se sentó y cogió unos documentos, intentó centrarse en ellos pero en su mente veía los ojos verdes de la muchacha. Leyó el enunciado de uno de los papeles. Pronto sería Navidad y tenía que preparar algunos sermones, además de otras obligaciones.

(…)

Doña Nemesia y su hija, Adela, disfrutaban de una copa de licor al calor de la chimenea. Adela acariciaba el suave pelaje de Mifú y contemplaba ensimismada las llamas. El arzobispo la había impresionado por su enorme atractivo viril. Se preguntaba si conseguiría conquistarlo algún día. Aunque ya no era joven, todavía conservaba su lozanía y belleza. Suspiró. Odiaba envejecer. Miró a su madre. Aquel rostro arrugado de mirada severa no parecía haber sido joven alguna vez. Cierto era que su madre tenía un porte elegante y distinguido pero temía que ella jamás sería así. Hizo un puchero.


(…)


Víctor se levantó cuando vio llegar a la joven. Micaela trastabilló y él se apresuró a cogerla por la cintura para evitar que cayera.

─¿Habéis bebido? ─le preguntó.

─No. He bailado sin parar ─sonrió.

─Os he visto ─la acercó al banco para que tomara asiento.

─Y yo he visto cómo me mirabais ─dijo ella levantado la cabeza. Sus rostros quedaron tan cerca que podían sentir sus alientos.

─¿En verdad os disgusta que vuestra abuela quiera encontraros esposo? He conocido a otras jóvenes que están encantadas de dar ese paso en la vida que las conduce a la madurez ─comentó él y Micaela maldijo que hiciera mención a su futura boda.

─Me gustaría casarme con quien yo eligiera ─respondió con desgana.

─Tal vez os dejen hacerlo ─se sentó a su lado.

─Me gustaría casarme con el hombre de quien me enamore ─se sinceró.

─¿Aunque él no se enamore de vos? ─preguntó Víctor con un tono burlón y Micaela se dio cuenta de que se estaba riendo de ella pero no con maldad.

(…)

 

Micaela levantó la cabeza y lo miró. La palidez de él era más evidente que otras veces y hacía que el azul de sus pupilas pareciese más oscuro, casi negras. Pensó que se debía al contraste de luces y sombras. Víctor la cogió de una mano y la llevó hasta la cama. Retiró la colcha y la sábana y ella se acostó. Se sentó a su lado y se miraron. Ella humedeció los labios. Fue un gesto reflejo, inconsciente, que provocó una reacción de deseo en  Víctor. Ella le cogió una mano y la acercó a su pecho. Víctor sintió cómo subían y bajaban los senos y contempló la garganta donde palpitaba la yugular. Bajó la cabeza y olió su aroma. Lamió el cuello y ella gimió. Detuvo la lengua en la vena y sintió cómo corría la sangre por ella. Abrió la boca y, haciendo un esfuerzo, se detuvo para no morderla. Se levantó de inmediato”.




 

Y hasta aquí llega esta entrada. Espero que os haya entrado ganas de desear leer más para saciar vuestra curiosidad.

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LA PROTEGIDA DEL VAMPIRO

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Un saludo!