lunes, 31 de mayo de 2021

LA MÚSICA ME AYUDA A ESCRIBIR

 



 LA MÚSICA ME AYUDA A ESCRIBIR

 

En Internet podéis encontrar otros lugares en los que os hablan en profundidad sobre la música como fuente de inspiración/concentración para escribir.

Siempre me gustó la música y, salvo que me duela mucho la cabeza, todos los días escucho algo. Antes utilizaba la radio, o mis colecciones. Ahora uso, sobre todo, Youtube. Y escucho música mientras escribo desde hace años, por instinto, cuando todavía no se sabía que podía ser tan beneficiosa para muchas cosas.

La música nos ayuda a crear, pensar y sentir. No en vano, uno de los personajes más famosos de la historia de la literatura, tocaba el violín. Sí, me refiero a Sherlock Holmes, quien toca el violín porque le ayuda a pensar.





No es necesario recurrir a personajes ficticios. Hay actores que necesitan la música para inspirarse antes de actuar: Sean Bean escucha Mozart antes de pasar a la acción. Y otros actores encuentran en la música otra manera de expresar sus sentimientos y su arte: Ryan Gosling. Hugh Laurie. Russell Crowe. Scarlett Johansson, Cristina Castaño, Berta Vázquez, etc.




En mis libros, algunos de los personajes son músicos:

  • En la novela “La musa del vampiro”, Gael es músico y compositor y Aldara aspira a ser cantante.
  • En la novela “Roberto Gaite”, el protagonista adora la música y toca el piano, a veces canta.




La música nos despierta recuerdos, sentimientos y nos ayuda a relajarnos, divertirnos. Podemos hacer otras cosas y escuchar música porque no molesta. Siempre hay una pieza que nos puede acompañar sin romper la armonía.

A mí me gusta casi todo tipo de música. Puedo escuchar una balada romántica, clásica, rock, pop, celta, instrumental, ópera… Incluso, de vez en cuando, soy capaz de escuchar rancheras o música folclórica de otros países.

La música me ayuda a escribir y, según mi estado de ánimo, escucho piezas más o menos movidas.

Pero, si lo que quiero es forzar un sentimiento especial, para ayudarme a centrarme más en las escenas que escribo, busco temas musicales que pueden crear esa atmósfera que necesito.

Así, cuando escribí mi última novela (todavía no publicada) “La protegida del vampiro” necesitaba sumergirme en un ambiente gótico y melancólico, escuchaba temas como:

The Vampire Masquerade: Magical Waltz.





Aunque es todo un clásico la “Toccata and Fugue in D minor” de Johann Sebastian Bach. Incluso hay quien se atreve a titular este tema como “Dracula theme’s”.

Si quiero algo más movido, porque la trama o el carácter de un personaje lo exige, escucho algo así como:

Europe - The Final Countdown




Para una escena romántica, nada mejor que una balada como:

Matt Monro - Alguien canto





Estos son algunos de los temas que me han ayudado en su momento y los tengo grabados en mi memoria. Desde luego,  también escucho temas más modernos.

Si lo único que busco es escuchar música de fondo, sin necesidad de buscar inspiración a través de ella, la que más me ayuda porque no molesta nada, es la música instrumental. Los temas cantados siempre pueden distraer, porque en algún momento le prestas atención a la letra.

JOHNNY PEARSON - SLEEPY SHORES




Y vosotros/as ¿escucháis música con frecuencia? ¿Os ayuda a concentraros y/o inspiraros?

Espero que os haya gustado esta entrada. Gracias por vuestra visita y nos vemos en la próxima. ¡Un saludo!


 



viernes, 28 de mayo de 2021

QUÉ TIPO DE LECTORA SOY

 



QUÉ TIPO DE LECTORA SOY

 

En muchos blog y otras páginas que circulan por Internet, así como en diferentes redes sociales, se comenta cuántos tipos de lectores hay. A mí no me gustan las etiquetas y no me considero un tipo de lectora, sino varios. Todo depende del momento, las ganas de leer, el tiempo para la lectura, aunque sí hay algunas normas que procuro no saltarme. Quizás sea un capricho, quizás una simple manía.

Empezaré por comentar mis normas que he ido convirtiendo en manías a lo largo del tiempo:



·     No me guío por las críticas. Puedo leer alguna crítica y/o reseña mientras estoy leyendo un libro o después de leerlo  pero no lo hago antes y, en caso de hacerlo, la leo por curiosidad, no porque tenga pendiente leer el libro en cuestión.

·     No me guío por la portada. He visto libros con portadas sencillas, feas, simples, que tienen un contenido maravilloso. Y otras portadas parecen un anuncio de colonia o de una película prometedora y son un auténtico horror, independientemente de que las historias estén bien escritos, pero la trama me aburre, no me aporta nada de emoción, distracción, ni conocimiento.

·     No compro best-sellers. No me dejo influir por los libros que han llegado al top de las ventas o han ganado premios literarios. Sí, he leído algunos porque es imposible que, por ejemplo, Stephen King, no venda muchos libros. Pero no leo libros porque han conseguido situarse en ese ranking y, respecto a los premios literarios, algunos no me inspiran confianza. Creo que son una gran campaña de marketing porque manejan cifras desorbitantes y no apuestan por escritores noveles, en la mayoría de los casos.


Y, después de desnudar un poco mi alma, comentaré, sin entrar en muchos detalles, algunos tipos de lectores/as existentes. Si queréis más información podéis buscar por Internet y encontraréis otros blogs que comentan este tema con más amplitud.


 

Tipos de lectores:

·       Háster: Es el que critica todo de una obra y se cree mejor que el/la escritor/a.

·     Crítico: Sabe diferenciar entre críticas negativas y positivas. Seguramente es el mejor para escribir reseñas literarias.

·       Snob: No lee best-sellers, sino libros recomendados por alguna publicación mensual. Sigue la moda  dictada por la élite cultura.

·          Meditabundo: No le gusta la ficción y cree que la literatura debe enseñar algo.

·      Paciente: Es lento pero perseverante en su lectura. Siempre termina los libros y lee de todo tipo de géneros.

·    Destructor: No respeta lo libros. Si quiere leer es mejor que lea libros electrónicos o escuche audiolibros.

·     Bibliófilo: Le apasionan los libros que son primera edición y los que están firmados por los/as autores/as. También le gustan los libros viejos, de segunda mano.

·           Lector no acorde a su edad: Lee libros dirigidos a un público infantil y juvenil.

·          Lector fan: Lee libros de un escritor determinado.

·          Promiscuo: Lee varios libros a la vez confiando en terminarlos.

·          Influenciable: Sigue las recomendaciones de otros/as lectores/as.

·          Relector: Lee los mismos libros una y otra vez. 



Hay otras categorías que no incluyo porque no los considero adecuadas para estar en esta lista. Por ejemplo: Un “lector acaparador”, no es un lector realmente. Solo acumula libros, así que sería un coleccionista.


Y yo, teniendo en cuenta estas descripciones, ¿qué tipo de lectora soy? 




No puedo considerarme solo un tipo de lectora. Mis gustos y costumbres se adaptan a varias definiciones.

Como he dicho, intento no leer best-sellers pero no tengo por costumbre buscar a ex profeso información sobre libros. Leo libros que enseñan algo pero también leo libros que están hechos para entretener. Me gusta la ficción. Termino los libros que leo (creo que solo he dejado dos libros sin terminar pero los retomaré cuando sea el momento oportuno). Leo todo tipo de géneros. Respeto los libros y, por tanto, los cuido. Leo mucho en formato electrónico porque ya tengo muchos libros en casa y me falta espacio. Y leo libros juveniles porque no he podido leerlos en su día o porque, simplemente, están muy bien. Aunque me gustan algunos escritores y procuro leer sus obras, tampoco me obsesiono con ellos. Recurro otra vez a Stephen King, cuya obra me gusta, sin embargo no me he leído todos sus libros. Alguna vez leí más de una vez el mismo libro: Drácula de Bram Stoker. “La vida es un sueño” de Calderón de la Barca. “Rimas y Leyendas” de G. A. Bécquer, “Hamlet” de Shakespeare, etc.

Puedo criticar un libro, en mi intimidad, pero no me considero mejor que otros/as escritores/as. Y me sería difícil escribir una crítica o reseña sobre un libro. Desde luego, jamás haría una crítica destructiva. Respeto mucho el trabajo de los demás y creo en la libertad de expresión.

Y hasta aquí mi opinión sobre este tema. Si queréis comentar algo, no seáis tímidos. Espero que os haya gustado y nos vemos en otra entrada. ¡Un saludo!




 


lunes, 24 de mayo de 2021

FAN FICTION (FANFIC)

 



FAN FICTION (FANFIC)

 

En la entrada anterior he comentado que, excepto la creación de algunos cuentos, mis primeras obras escritas estaban basadas en películas  y libros. También debo incluir leyendas y tradiciones, sobre todo de mi tierra: Galicia.

Pero, primero centrémonos en la televisión. Eran los años 80 y 90 del siglo XX cuando mi imaginación estaba en su máximo apogeo, como le sucede a la mayoría de adolescentes; pero yo necesitaba desarrollarla y la manera que más me atraía era escribiendo. No sé si me atraía o era innato en mí, más bien me inclino por lo segundo, pues no me imagino vivir sin escribir.

En esos años disfrutaba de todo tipo de películas, pero las que más me gustaban eran las de misterio y terror. A la vez que veía cine y leía algún libro, mi cerebro creaba otras historias paralelas. He creado decenas de novelas cortas y relatos que clasificaba en diferentes categorías: románticas, misterio, terror, western...

No conservo esos escritos, excepto dos fanfics (“El amigo del Nazareno” y “La ley de Israel”), pero sí recuerdo en qué películas me basaba y, como no podía ser de otra manera eran las que, a su vez, eran versiones de los cuentos de Edgar Allan Poe. Películas que incluían títulos tan sugerentes como: “La tumba de Ligeia”, “La caída de la casa Usher”, “La obsesión” (o “Entierro Prematuro”), y que estaban protagonizadas por actores como: Vincent Price, Peter Lorre, Jane Asher, Elizabeth Shepher, etc. Aunque, seguramente, mis escritos eran más románticos que las propias historias cinematográficas.





En la televisión española emitieron todas esas películas del ciclo del director Roger Corman. Fue durante unos domingos por la tarde y yo no me las perdía, incluso sacrifiqué mis paseos y encuentros con los amigos por ellas. Estaréis de acuerdo conmigo en que, quienes nos dedicamos a escribir, tenemos que sacrificar muchas cosas.





También escribí historias basadas en las novelas de bolsillo de western de Marcial LaFuente. Mi padre y mi abuelo materno eran aficionados a ellas y yo leí unas cuantas. Me gustaban mucho las portadas de vaqueros rudos, valientes y atractivos. Algunos se parecían sospechosamente a los actores de las películas americanas de western. 




Y escribí relatos románticos basados en las novelas de bolsillo: Bianca, Jazmín, etc. En una calle, cerca de donde vivía, había un quiosco donde se podían comprar y alquilar este tipo de libros.

Hubo otras historias que ya no eran fanfics pero sí estaban influenciadas por películas o libros:

Las películas de Drácula de los años 60 y 70 –casi todas protagonizadas por Christopher Lee─ me ayudaron a crear historias bastante románticas, que algunas de mis compañeras de estudios devoraban en los minutos que teníamos libres entre una clase y otra.



Durante ese tiempo también escribí una serie de novelas sobre un detective bastante socarrón. No recuerdo los títulos pero para crear este personaje me inspiré en el protagonizado por Bruce Willis en la serie “Luz de Luna”. El resto de personajes y contenido ya no se parecían en nada a la serie.




Un relato que publiqué en mi libro “La sonrisa de la Muerte y otros relatos”, titulado “La soledad de la muerte” tampoco está basado en ninguna historia pero sí me influyó la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, el poeta romántico y triste que nos vendieron en la escuela y ahora se cuestiona. Yo sigo considerándolo un romántico y nostálgico por excelencia, y mi favorito.  

“Renata” es otro relato publicado en el mismo libro que escribí recordando dos películas que me gustan mucho: “Laura” y “El retrato de Jenni”. En ambas películas un hombre se obsesiona con una bella mujer que ya no está entre los vivos, o así lo parece. No voy a entrar en spoilers, aunque son películas tan antiguas que ya está todo escrito sobre ellas. Os aconsejo que las veáis. “Laura” está considerada una gran obra del cine negro y fue nominada a 5 Oscar, ganando el de mejor fotografía en blanco y negro (que no sé yo si ya existía el color); y “El retrato de Jenni” ganó un Oscar por los mejores efectos especiales (hoy nos parecerían ridículos pero era lo que había), y el actor Joseph Cotten (uno de los grandes de la época) ganó el premio al mejor actor en el Festival de Venecia. Me parece que las dos películas se pueden encontrar en Youtube.





Y hasta aquí ha llegado la recopilación de novelas y relatos que escribí basándome en otras historias ya creadas. Los siguientes escritos que tengo, aunque sí me dejo influir por algunas leyendas y algún que otro personaje, de vez en cuando, son creaciones propias que os iré comentando en próximas entradas. Así como también comentaré otras cosas que se me ocurran.

Gracias por vuestras lecturas. ¡Un saludo!








viernes, 21 de mayo de 2021

SOY ESCRITORA

 


SOY ESCRITORA

 

Como comenté en la entrada anterior, fue en mi adolescencia, cuando me tomé en serio la escritura y, después de escribir algún cuento, más o menos largo, empecé a escribir novelas. Algunas de ellas eran lo que hoy se conoce como fanfic (fan fiction). Cuando veía una película o leía una historia que me gustaba, yo creaba otra a mi gusto. Escribía de todo tipo: humor, romance, salvaje oeste, terror, aventura. Entonces, mi imaginación era desbordante. La calidad no era nada buena pero me ayudaron a aprender y mejorar en este difícil camino de la escritura.

En aquellos días, escribía a mano porque era frecuente que me dedicase a ello durante la noche, mientras escuchaba música. Tenía tantas historias que me fue imposible guardarlas. Algunas las conservo en mi memoria. De las novelas cortas fanfic solo conservo dos:

“El amigo del Nazareno”. Una obra que escribí después de ver la película “Ben-Hur”, con Charlton Heston como protagonista. En mi novela, al mismo tiempo que nacía Jesús, nacía Zacarías. Por supuesto, su camino seguía un rumbo totalmente diferente al primero, pero eran amigos y se encontraban varias veces a lo largo de los años.




“La ley de Israel”. Esta obra la escribí después de ver la película “Los diez mandamientos”, también protagonizada por Charlton Heston. Solo es una pequeña obra que se basa en la misma película.




Quizás algún día las comparta por alguna red social como Wattpad. De momento, las guardo con cariño, a pesar de sus muchos errores de estilo.

Otra historia que escribí, primeramente como una secuencia de monólogos; luego lo modifiqué para convertirlo en novela; y, finalmente, lo dejé como relatos breves, aunque bien podrían ser monólogos de humor, y la publiqué así es: “El Fantasma”. Tuve la idea una noche de insomnio y la escribí de un tirón. Al día siguiente, la corregí. Y años más tarde la publiqué en Amazon.




Pero, la novela que puedo considerar como la primera de todas. Esa historia en la que verdaderamente me impliqué fue: “Roberto Gaite”. Es una historia que podría integrarse en el género del romance, aunque tiene bastante drama.

Y  disfruté tanto escribiendo esta novela que, unos años más tarde, decidí hacer la segunda parte: “El regreso de Roberto Gaite”. Los personajes me parecían fascinantes. Se alejaban de los típicos que se encuentran en las novelas románticas. De hecho, Roberto Gaite es totalmente contrario al caballero de finales de siglo XIX, principios del XX (época en la que está ambientada). Luego, me pregunté: ¿Cómo sería el comienzo de esta historia? Y escribí “El gran amor de Roberto Gaite”, aunque entonces tenía otro título. Más tarde, añadí una cuarta novela en la que narraba cómo había sucedido la tragedia en la vida del protagonista: “El dolor de Roberto Gaite”, título que cambié recientemente. Las cuatro novelas se pueden encontrar en Amazon. Y, aunque están escritas y publicadas por ese orden, también pueden leerse por el siguiente:

“El gran amor de Roberto Gaite”, “El dolor de Roberto Gaite”, “Roberto Gaite” y “El regreso de Roberto Gaite”.

A pesar de ello, yo prefiero mantener el orden en el que las escribí:




A estas historias seguirían otras, como “Auria, el hogar de los seres mágicos”, libro que para poder publicar en Amazon tuve que separar en dos partes. Afortunadamente, la historia me permitía hacerlo.




Desde la adolescencia, mis años más prolíficos fueron la juventud. Hubo un tiempo en el que no pude seguir escribiendo. Pasé una época muy mala en la que me vi sumida en una gran depresión y, al contrario que otras personas que ven en la escritura una ayuda emocional, yo no podía escribir. Y la razón es sencilla. Por un lado, no tenía ganas, ni imaginación. Por otro lado, yo no escribo sobre mí, yo escribo fantasía. Todas mis historias son inventadas, y no me encontraba con ánimos de inventar, ni disfrutar con nada.

Ese parón creativo se terminó el día que una profesora de un curso que hice sobre ventas (nada que ver con mi afición), me animó a crear un blog literario. Y así nació “la biblioteca de Ana Lomba”. Un blog que mantuve unos años y donde publiqué varios escritos  de novelas y relatos que tuvieron muy buena aceptación. También los compartí por Wattpad y otra red ya desaparecida: Storybox.

Pero he llegado a un punto en el que me apetecía hacer otro tipo de blog, así que cerré el primero y abrí éste para publicar y compartir con los/as lectores/as otro tipo de escritos, opiniones, anécdotas que, espero, despierten vuestro interés.

Confiando en que os haya gustado esta entrada, nos vemos en la próxima. ¡Un saludo!



lunes, 17 de mayo de 2021

SOY LECTORA

 



SOY LECTORA



Empecé a leer antes de saber leer. No es un error. Mis hermanos y yo, todavía no conocíamos las letras y ya teníamos un libro en nuestras manos.  Desde muy pequeños, mi madre siempre nos compraba cuentos y recortables. Una vez, el librero de una librería de Barcelona, le dijo: “No sabe usted el bien que les está haciendo a los niños”. Y por Navidad, mis padres nos regalaban un libro de fauna. Libros que todavía conservo. Así creció dos sentimientos en nosotros: el amor y respeto a la naturaleza y a los libros.




Cuando mis hermanos y yo íbamos a casa de mi abuela materna, que tenía varias colecciones de libros, siempre cogíamos alguno de ellos para distraernos. 

Unas de esas colecciones que siempre quise tener y, de hecho, me regaló mi abuela fueron la de la Biblia y El Quijote de la Mancha.

La Biblia, de la Biblioteca de  Autores Cristiano, está formada por seis libros enormes: 4 del Antiguo Testamento y 2 del Nuevo Testamento. Son libros que están encuadernados en símil piel y letras doradas. Además del texto bíblico,  tienen innumerables ilustraciones en color, fotografías, reproducciones artísticas, mapas, comentarios y artículos de especialistas en temas bíblicos.







Los libros cómic de “El Quijote de la Mancha”, son 6 tomos de tapa dura que contiene fotografías con dibujos sobre ellas y bocadillos de texto.  






Son dos colecciones que siempre me han fascinado y ahora conservo con mucho celo. Al fallecer mi abuela me quedé con los otros libros. Ni siquiera me atreví a tirar las colecciones de historia manipulada de los años franquistas.

Pero no fueron esos libros los que más me marcaron. El primero de todos y que nunca pude olvidar fue “La ratita presumida”. El castigo que recibió la pobre rata por su desmesurada vanidad me pareció exagerado y se grabó a fuego en mi cerebro infantil. Tendría 2 ó 3 años cuando miraba los dibujos en un cuadernillo infantil.

Otro cuento que leí años más tarde y también me marcó mucho fue: “Barba Azul”. Mi tierna mente no entendía cómo era posible que un hombre matase a todas sus esposas solo por ser curiosas.

A medida que me hacía mayor, hubo otros libros que me encantaron y leí varias veces: “Las Rimas y Leyendas de Bécquer”, de G. A. Bécquer. “Drácula”, de Bram Stoker”, “La vida es sueño” de Calderón de la Barca. “Cumbres Borrascosas”, de Emily Brontë…




También formaron parte de mi adolescencia las novela románticas de bolsillo: Bianca, Jazmín, Julia. Las románticas de época de Barbara Cartland (tía de Diana de Gales).






El primer libro no infantil que leí, a la edad de 14 años, fue “Yo Claudio”, de Robert Graves. Me gustó tanto que memoricé el comienzo.




Y, creo recordar, que fue por estas fechas cuando empecé a soñar con crear mis propias novelas. Pero, aunque ya había escrito algún cuento, bien por iniciativa propia, bien porque eran los deberes que nos ponían en la escuela, no fue hasta unos años más tarde cuando escribí mis primeras historias.

Espero que os haya gusta esta entrada. Nos vemos en la próxima. ¡Un saludo!