SOY LECTORA
Empecé a leer antes de saber leer. No es un error. Mis hermanos y yo, todavía no conocíamos las letras y ya teníamos un libro en nuestras manos. Desde muy pequeños, mi madre siempre nos compraba cuentos y recortables. Una vez, el librero de una librería de Barcelona, le dijo: “No sabe usted el bien que les está haciendo a los niños”. Y por Navidad, mis padres nos regalaban un libro de fauna. Libros que todavía conservo. Así creció dos sentimientos en nosotros: el amor y respeto a la naturaleza y a los libros.
Cuando mis hermanos y
yo íbamos a casa de mi abuela materna, que tenía varias colecciones de libros,
siempre cogíamos alguno de ellos para distraernos.
Unas de esas
colecciones que siempre quise tener y, de hecho, me regaló mi abuela fueron la
de la Biblia y El Quijote de la Mancha.
La Biblia, de la
Biblioteca de Autores Cristiano, está
formada por seis libros enormes: 4 del Antiguo Testamento y 2 del Nuevo Testamento.
Son libros que están encuadernados en símil piel y letras doradas. Además del
texto bíblico, tienen innumerables ilustraciones
en color, fotografías, reproducciones artísticas, mapas, comentarios y
artículos de especialistas en temas bíblicos.
Los libros cómic de “El
Quijote de la Mancha”, son 6 tomos de tapa dura que contiene fotografías con
dibujos sobre ellas y bocadillos de texto.
Son dos colecciones que
siempre me han fascinado y ahora conservo con mucho celo. Al fallecer mi abuela
me quedé con los otros libros. Ni siquiera me atreví a tirar las colecciones de
historia manipulada de los años franquistas.
Pero no fueron esos
libros los que más me marcaron. El primero de todos y que nunca pude olvidar
fue “La ratita presumida”. El castigo que recibió la pobre rata por su
desmesurada vanidad me pareció exagerado y se grabó a fuego en mi cerebro
infantil. Tendría 2 ó 3 años cuando miraba los dibujos en un cuadernillo
infantil.
Otro cuento que leí
años más tarde y también me marcó mucho fue: “Barba Azul”. Mi tierna mente no
entendía cómo era posible que un hombre matase a todas sus esposas solo por ser
curiosas.
A medida que me hacía
mayor, hubo otros libros que me encantaron y leí varias veces: “Las Rimas y
Leyendas de Bécquer”, de G. A. Bécquer. “Drácula”, de Bram Stoker”, “La vida es
sueño” de Calderón de la Barca. “Cumbres Borrascosas”, de Emily Brontë…
También formaron parte
de mi adolescencia las novela románticas de bolsillo: Bianca, Jazmín, Julia.
Las románticas de época de Barbara Cartland (tía de Diana de Gales).
El primer libro no
infantil que leí, a la edad de 14 años, fue “Yo Claudio”, de Robert Graves. Me
gustó tanto que memoricé el comienzo.
Y, creo recordar, que
fue por estas fechas cuando empecé a soñar con crear mis propias novelas. Pero,
aunque ya había escrito algún cuento, bien por iniciativa propia, bien porque
eran los deberes que nos ponían en la escuela, no fue hasta unos años más tarde
cuando escribí mis primeras historias.
Espero que os haya
gusta esta entrada. Nos vemos en la próxima. ¡Un saludo!
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