CREANDO
UN PERSONAJE
Hay varios requisitos o
reglas que se utilizan para crear un personaje. Siempre he sido autodidacta,
así que, si a la hora de inventar mis personajes he coincidido con estas
reglas, es por casualidad. De hecho, tardé años en adquirir un libro que habla
sobre cómo escribir una novela. Y mucho más en buscar información en internet.
En casi todos los blogs
y páginas webs que he leído sobre las normas a seguir para crear un personaje
son iguales, con mayor o menor amplitud de puntos.
Conocer al personaje:
No puedes escribir una historia si no tienes claro cómo son tus personajes. Y
no se refieren solo al físico, sino a su carácter, sus costumbres, rarezas. Los
personajes son una extensión de nosotros mismos y, aunque no se parezcan a
nosotros en la realidad, debemos considerarlos como amigos, familiares,
gemelos. Tenemos que profundizar en ellos hasta aburrirnos, hasta sentir que
podríamos ser ellos. Supongo que sería algo así como lo que hacen algunos
actores con sus personajes. Durante el tiempo que actúan, se meten tanto en la
psicología del personaje, que luego necesitan un tiempo de terapia para
olvidarse de esa personalidad que los ha fascinado y dominado por igual.
Que sea verosímil:
incluso si la novela es de humor, los personajes tienen que parecernos reales.
Debemos hacer que el lector o lectora sienta que es posible que exista ese
personaje aunque pueda saltar de nube en nube o vivir bajo el agua sin botella
de oxígeno. Y yo creo que la clave está en la configuración de su carácter.
Humanizar a los personajes, incluido los monstruos, extraterrestres, objetos
inanimados, etcétera, nos ayudará a que los lectores sientan empatía con él/ella.
Permitir que se
transforme, que crezca, evolucione: Nosotros
evolucionamos a lo largo de la vida y cambiamos de opiniones según las
circunstancias y la madurez. Los personajes deben poder hacer lo mismo pero
siempre apoyándonos en una lógica. No podemos crear un personaje que crea que
un cuadro es blanco, y luego decidir que es negro sin un argumento lógico y que
al lector no le parezca absurdo (salvo que estemos creando un personaje con
algún tipo de problema psicológico, razón que tendría que quedar bien aclarada
en la descripción o trama).
Describir lo justo y
necesario: Es necesario describir el físico de los
personajes, sobre todo al principio de la historia porque todos tendemos a
imaginarlos como nos apetece y, si por alguna casualidad, damos algún dato en
medio de la novela, podemos romper esquemas y perder el interés del/a lector/a.
No es necesario profundizar en las descripciones, si no lo consideramos
necesario, pero siempre debemos resaltar una cualidad, un rasgo, que consideremos
distintivos e interesantes para la creación del personaje y su desarrollo en la
trama.
Describirlo y darlo a
conocer a través del pensamiento o comentarios de otros personajes:
Muchas veces es necesario y aconsejable que sea a través de otros personajes el
modo de dar a conocer rasgos físicos, el carácter, anécdotas de su vida,
secretos, de los personajes principales. Eso hará que la narrativa sea más
enriquecedora.
Los personajes
secundarios también son importantes: Los personajes
secundarios tienen su importancia y deben ser creados con sumo cuidado. Incluso
el que aparece en menos páginas y parece un personaje superfluo, porque si lo
hemos creado, es porque lo consideramos necesario. No tenemos por qué
extendernos en su descripción, pero sí es aconsejable que remarquemos algún
detalle para hacerlos creíbles y no se conviertan en simples sombras pasajeras.
Estos personajes pueden acompañar al personaje principal para llevar a cabo las
acciones y/o pueden tomar decisiones que influyen en él/ella.
Los personajes deben
ser realistas: Cuando veis una película ¿no os habéis
preguntado cuándo van al baño? ¿Acaso no tienen sed? ¿No comen? ¿Por qué no
engordar con esas comilonas? Parece absurdo pero un personaje que está
humanizado es mucho más creíble. Así que deben hacer, de vez en cuando, algo
que hacemos nosotros en nuestras vidas. Y no me refiero solo a satisfacer sus
necesidades básicas, sino también a mostrar su carácter en toda la amplitud que
se lo permita la trama. Si tiene que enfadarse por una tontería en algún
momento, que lo haga, y no nos cortemos solo por temor a que deje de parecer
perfecto/a. Aunque, siempre debemos tener en cuenta que los cambios que
manifestemos sigan una lógica en la novela y no un capricho del escritor,
metido con calzador para cumplir con la norma.
A veces, cuando creamos
un personaje nos hemos basado en otro que hemos visto en la televisión, cine; o
lo hemos conocido a través de la lectura. Nos llamó la atención alguien real:
amigo, familiar, etc. Pero, desde mi punto de vista, creo que es importante
coger solo algunas características y no convertir nuestro personaje en una
copia exacta. Dejaría de ser insólito, tal vez, creíble e incluso el lector/a
podría darse cuenta y, salvo excepciones, considerarlo una burda copia del
original. Ya sé que no hay nada nuevo bajo el sol (esta frase la repito mucho)
pero siempre hay un detalle o detalles que hacen que algo o alguien sea
diferente, irrepetible y admirable.
En mis historias, lo
que más me gusta es enfrentar a los personajes entre ellos a nivel emocional.
Me gustan mucho las escenas en las que sufren por la fuerza de sus
sentimientos, dudas, recuerdos, amores y desamores, temores, odios. Trabajo
mucho los diálogos que desarrollo.
Cuando compartí algún
escrito en el blog que tuve anteriormente a éste, he recibido buenas críticas
por los diálogos que escribía. Así como en otras páginas donde también compartí
los relatos. Y es agradable saber que la gente reconoce lo que has querido
transmitir en esas escenas.
Los personajes son los
hijos de nuestra creatividad y debemos cuidarlos y mimarlos, incluso a los
malvados.
Este tema también puede
ser muy extenso e interesante. Seguro que volveré a tratarlo de nuevo en otra
entrada en el blog. Muchas gracias por vuestras lecturas. Nos vemos. ¡Un
saludo!
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