sábado, 12 de junio de 2021

ESCRIBIR UNA NOVELA

 




ESCRIBIR UNA NOVELA

 

Para escribir bien se necesitan dos cosas: leer mucho y practicar constantemente.

No lo digo yo, podéis encontrar ese consejo en cualquier página o libro que hable sobre la escritura creativa. Todavía tengo mucho que aprender en este arte de la escritura. Pero comparto algunos consejos y mis experiencias por si os anima a seguir escribiendo.

Ahora bien, ¿es suficiente con leer y practicar para convertirse en escritor/a? Seguramente, pero el artista nato, tiene algo más que aprendizaje.

¿Habéis visto la película del niño bailarín Billy Elliot? Bailaba por instinto. Cuando se presentó a la selección en la academia de baile, los profesores se dieron cuenta de que tenían un bailarín innato ante ellos. Necesitaba aprender, mejorar la técnica, pero había nacido para bailar.


Así que haré la eterna pregunta que se hace a todo artista (escritor, pintor, actor…) ¿El artista nace o se hace?

Yo lo tengo claro: nace. Billy Elliot decía en la película: “Me siento bien. Al principio estoy agarrotado, pero cuando empiezo a moverme lo olvido todo. Y… es como si desapareciera, y todo mi cuerpo cambiara. Como si tuviera fuego dentro y me veo volando, como un pájaro”.

El/la escritor/a debe sentir que la creatividad es su forma de vivir, escribir es su vida y cuando escribe no hay más mundo que el que está creando. Sueña, come, trabaja pensando en la historia que está escribiendo. Se divierte con ella, sufre con ella. No piensa en si le va a gusta a los futuros lectores (si la da a conocer), ni piensa si le va a aportar beneficios económicos (salvo que se pueda permitir el lujo de vivir de sus libros vendidos). Solo piensa en dar vida a unos personajes, en crear un mundo que no existe en la realidad y hacerlo verosímil. Es una necesidad inevitable.

Desconozco cuánta gente siente algo similar cuando se pone a escribir. Pero, si lo sientes, sabes que jamás podrás abandonar este arte y has nacido para dedicarte a él, aunque solo lo hagas como entretenimiento y no consigas o no tengas pensado compartir tus obras.

Todo el mundo puede escribir algo, ya sea con mayor o menor acierto. Otra cosa es ser un genio. No todos escribiremos obras que pasen a la posterioridad como hicieron Cervantes, Bécquer, Ana María Matute, etcétera. Desde luego, siempre puede haber un golpe de suerte que nos encumbre a las estrellas antes o después de morir. Por soñar que no quede…

Para escribir una obra literaria, en este caso una novela, si no tienes claro cómo hacerlo, hay muchos consejos que pueden ayudar a los noveles.




He visto, y sigo viendo por las redes sociales, escritores/as que leen todo tipo de libros y otros documentos para aprender a mejorar su técnica; y hacen retos de escritura para evitar la página en blanco, esforzarse y forzarse en tener ideas creativas. Y temen no conseguir los objetivos que se ponen, algunos/as llegan a caer en depresión, ansiedad si no lo consiguen.

Estoy de acuerdo en que es necesario mejorar la técnica, sobre todo si has estudiado algo que no tiene nada que ver con Letras. Incluso para escribir diferentes géneros (romántica, policíaca, terror, etc.) será necesario aprender algo que las diferencie, seguir algunos consejos o pautas. Aunque, la mejor escuela (aparte de tener nociones de ortografía y gramática) es la lectura. Y el mayor consejo que dan los escritores consagrados es: leer, leer y leer.

¿Es necesario obligarse a escribir diariamente para sentirse escritor/a? Creo que no. Yo escribo desde que era niña. No concibo la vida sin escribir pero no me pongo objetivos que me hagan sentir mal si no los cumplo, ni me asusta la página en blanco. He tenido períodos de no escribir nada (no por falta de imaginación, sino de ganas) y no me he sentido mal por ello.

Durante dos años asistí a un curso de escritura creativa y luego, algunos alumnos formamos un club de escritura que quedó en suspenso por culpa de la pandemia del COVID. Ambas actividades estuvieron bien. Fue divertido, interesante. Me obligué a escribir géneros o temas que no hice anteriormente. Pero, en el fondo, la mayoría de las veces, no escribía lo que yo quería. Estaba forzando mi capacidad creativa y eso era bueno pero no satisfactorio plenamente. Y yo considero importante disfrutar con lo que escribo.

Hace unos años quedé en segundo lugar en un concurso literario durante dos años consecutivos. Para ambos eventos presenté relatos sobre temas que no desarrollo habitualmente. Y escribir sobre algo que no acostumbro a trabajar es más difícil y no es satisfactorio, a pesar del premio.

Creo que, como escritores/as debemos tener claro un objetivo y seguirlo, sin importar si escribimos más o menos en un día, salvo que tengamos un contrato con una editorial y nos obliguen a entregar un número determinado de páginas, que no es mi caso. Y no debemos dejarnos llevar por metas inalcanzables. Si a alguien le ayuda involucrarse en retos creativos, perfecto pero, si tu objetivo es crear una historia amplia y detallada, con el sacrificio que lleva eso, es necesario  que realmente te guste para implicarte a fondo en ello.

Personalmente, puedo tener muchas ideas y deseos de escribir sobre algo pero, solo si veo la historia en conjunto, la llego a desarrollar, de lo contrario estaría empezando ideas que terminan en el cajón del olvido. Tampoco es malo esto último. Son bocetos que puedes retomar en algún momento. Mis novelas “Los siete sellos sagrados” y “La protegida del vampiro” (no publicada) estuvieron en un cajón durante años, hasta que sentí que había llegado el momento de continuarlas. 

Pero si no terminas ninguna obra que empiezas, puede ser frustrante y, casi mejor, sería no dedicarse a escribir.  


Para que me entendáis os explicaré con el cine cómo imagino mis novelas. Yo necesito ver la historia como un tráiler: donde se ven las claves principales y más llamativas de la historia. Luego, en la película se ven otros elementos necesarios para llegar a esos puntos importantes. Cuando tengo claro el resumen, las imágenes importantes, sé que puedo escribir la novela.

Al mismo tiempo que veo la trama de la novela, es necesario conocer los personajes más importantes. Y trabajarlos bien. Luego, a medida que escribo, pueden aparecer otros personajes necesarios para el desarrollo de la historia.

Empezar una novela no es fácil, pero tampoco debemos desesperarnos. A veces, es necesario cambiar el inicio varias veces, hasta que nos resulta totalmente satisfactorio. J. K. Rowling, creadora de la famosa novela “Harry Potter”, empezó el principio de ésta varias veces.

Pero, lo importante es no atascarnos con esta primera página. Una vez empezada nos ayudará a desarrollar la historia y siempre podemos corregir y borrar lo que no nos gusta.

Antes de escribir, debemos documentarnos. Quizás toda la novela sea fantasía, no incluya datos históricos, y se desarrolle en un ambiente conocido o inventado. Sea como fuere, seguro que hay algún detalle que debemos comprobar: vestimenta, armas, paisaje, sucesos históricos, costumbres, etcétera.

Aunque seamos escritores de brújula, a lo largo del desarrollo de la novela es importante hacer anotaciones, para no olvidar detalles. Os aseguro que, en mis comienzos, a veces no lo hacía y era muy engorroso volver a leer las páginas para encontrar ese dato (fecha, rasgo físico, etc.) que necesitaba en otro momento de la historia.



También debemos tener claro cómo sería el final, aunque se pueda cambiar. Eso nos ayudará a encauzar la trama en una dirección.

Es aconsejable no obsesionarnos con un final feliz. Las historias no tienen porqué acabar siempre bien para contentar a los lectores.

Después de terminar la novela, es imprescindible corregirla. Yo suelo dejarla unos días en descanso para tener más claras las ideas y no dejarme llevar por emociones que me impidan ver con objetividad la historia. Siempre hay algo que podemos borrar o corregir y, si no somos objetivos, nos negaremos a aceptar que hemos cometido algún error en el desarrollo de la novela: un diálogo que sobra, una descripción demasiado larga o corta. Y, por supuesto, hay que corregir la ortografía y gramática. Lo normal es que no cometamos errores, no deberíamos, pero todos hemos comido una letra, puntuamos erróneamente una frase, o el programa que utilizamos no entiende una palabra y la marca como errata.

Como habéis observado, este tema puede ser muy extenso y apasionante. Y seguro que lo volveré a tratar en otra ocasión. Espero que os haya gustado y nos vemos en la próxima. ¡Un saludo!






No hay comentarios:

Publicar un comentario