domingo, 31 de octubre de 2021

REUNIÓN EN EL CEMENTERIO

 



REUNIÓN EN EL CEMENTERIO

 

La Muerte nunca se reunía con los muertos una vez cumplida su misión. Pero, los esqueletos del cementerio más antiguo de la ciudad habían insistido tanto en solicitar su presencia que, después de pensárselo durante varios meses, aceptó la invitación.




La noche que la Muerte se apareció en el cementerio, los esqueletos la esperaban sentados entre las lápidas. Como era de esperar su presencia provocó conmoción entre aquellos que habían sido sus víctimas.




Sobreponiéndose al reencuentro con la Parca, uno de los esqueletos se levantó y habló en nombre de todos.

─¡Agradecemos mucho que haya aceptado nuestra petición! ─dijo─. Estamos viviendo unos tiempos difíciles y ya no podemos soportarlo más.

─¿Qué no pueden soportar más? ─preguntó la Muerte.

─Como bien sabe, mañana será la noche de Todos los Santos y, como todos los años, nosotros, los esqueletos, salimos de las tumbas para bailar, cantar y reír bajo la luz de la Luna. De paso, aprovechamos para asustar a los incautos que se atreven a merodear por estos lares. Sin embargo, este año, estamos pensando en que, tal vez, no deberíamos cumplir con la tradición.




─¿Por qué? ─preguntó la Muerte, intrigada. A ella, menos que a nadie, le gustaba romper con las tradiciones.

─Verá usted. Desde hace unos años, esta fiesta de Todos los Santos o Halloween, como llaman ahora, lejos de ser una celebración que provocaba miedo y respeto a la que gente, se ha convertido en una jarana en la que se baila, se ríe del terror y se comen dulces. Incluso los monstruos más horripilantes son el centro de burlas. Y nosotros, quienes deberíamos ser temidos y venerados como las reliquias de los antepasados, ¡la representación de la muerte!, somos ridiculizados. Tanta es nuestra desesperación que, a pesar de los intentos por asustar a los mortales, ellos insisten en mofarse una y otra vez de nosotros. Incluso se atreven a atentar contra nuestra integridad física. ¡Fíjese bien! ¡Me falta un hueso! ─señaló el hueco donde debía estar el peroné, en la pierna─. ¡Y mire a la señora Pimpollo! ¿Cómo va a lucir su chal favorito si le falta una clavícula? ─El esqueleto de la señora Pimpollo simuló sollozar, mostrando su chal viejo y raído que no se sujetaba bien en sus hombros huesudos─. ¡Y Coquitos! ¡El pobre niño ha perdido un pie! Y nos consta que cuando falleció tenía los dos pies. ¡Es horrible, señora Muerte! ¡Necesitamos su ayuda o las costumbres de este cementerio… desaparecerán para siempre!




La Muerte se quedó pensativa un rato, tras el cual, habló con gran solemnidad.

─Está bien. La situación es complicada, bien lo sé, pero haré algo que provocará el miedo en los vivos y, en el futuro, recordarán la noche de Todos los Santos como la más horrible y espeluznante de todas las noches del año.



Los esqueletos agradecieron la ayuda de la Muerte. No preguntaron qué tenía pensado hacer, aunque sospechaban cuál podía ser su plan. Incluso se atrevieron a hacer apuestas. Como no tenían dinero, apostaban las letras de sus lápidas.


Unos días más tarde confirmaron sus sospechas. En el cementerio habían aparecido tumbas nuevas.



FIN







No hay comentarios:

Publicar un comentario