domingo, 18 de agosto de 2024

MICRORRELATOS V



Queridos/as lectores/as:

Como seguimos en verano y, seguramente, muchos de vosotros estaréis de vacaciones, os comparto unos relatos breves que se leen fácilmente. Como los anteriores que ya publiqué en el blog, los escribí en una página de Twitter (ahora X) para “Motivación escritoril”.

101. Ni al viento, ni a las olas, ni a las tormentas temen los piratas pues, bien saben ellos que Dios les cuida, a pesar de sus fechorías. Pero ¡ay! si se encuentran con un barco fantasma que los maldiga con sufrir el mismo infortunio.

102. La fiesta va a comenzar en breve. Las mujeres se engalanan con bonitos vestidos de seda y encajes, perlas y bordados. Los hombres lucirán sus mejores trajes de terciopelo. Los antifaces ocultarán sus rostros para mantener el anonimato cuando, embriagados por el champán, se besen apasionados.

103. Ella era la princesa de la casa. Era hija única entre varios varones. La consentida, la mimada, la que tenía que convertirse en reina de su futuro hogar. Pero se rebeló para dejar de ser princesa y convertirse en guerrera.



104. —Sí, me apetece una pizza —dijo el hombre pronunciando mal la palabra “pizza”.

—Pues allá vamos.

Pasaba el tiempo y el viaje no terminaba. El primer interlocutor comentó:

—Chiquilla, si tardamos más en llegar al restaurante, llegaré muerto de hambre.

—Pero, ¿de qué hablas?

—De comer una pizza.

—¿Pizza? ¡Entendía Pisa! ¡Estamos yendo a Italia! ¡A Pisa!

105. Algún día miraré el horizonte y sabré que ya no está tan lejos el final. Que hice todo lo posible por disfrutar del camino y estaré preparada para contemplar la última puesta de sol, sin tristeza, porque sé que más allá empieza el arco iris.

106. Nunca le regalaron nada en su vida, así que, cuando recibió varios regalos no supo qué hacer con ellos.

107. Los viejos conocían la leyenda del árbol. Para los jóvenes solo era una fantasía. Pero el día que llegaron los enemigos y mostraron su poder, ante el temor de ser exterminados, todos se acercaron al árbol y suplicaron que utilizara su poder para vencer la batalla.

108. No tenía intención de conquistar aquel reino. Era un lugar casi desértico, sin riquezas. Pero cambió de idea cuando vio a una muchacha acercarse a un pozo para sacar agua. Su belleza era cálida como la arena, sus cabellos negros como la noche y la mirada verde como las esmeraldas.

109. (Traición): Le entregué las mieles de la juventud. Cuando envejecí, buscó el maná en otras fuentes.

110. El día de la coronación se acercaba y el miedo se apoderaba de ella. Había recibido una buena educación para convertirse en reina pero, ahora que su destino parecía cumplirse, le asaltaban las dudas y temores. La confianza de sus súbditos no la ayudaban a ganar seguridad en sí misma y solo tenía ganas de huir.

111. Se dejaron llevar por sentimientos apasionados e inocentes, llenos de sueños, bajo la pálida luz de la Luna, entre sombras cómplices de su amor, hasta que los primeros rayos del Sol iluminaron sus cuerpos inertes, convirtiendo su tragedia en leyenda.



112. “Abracadabra, pata de cabra”. La maga pronunció el conjuro confiando en que saliera un conejo de la chistera. En vez de suceder eso, se abrió un portal tridimensional que la atrapó y llevó a un lugar donde hacer magia estaba castigado y no pudo regresar jamás a su mando.

113. Aceptó unir su destino a él sabiendo que sería un camino difícil. Se consagró a su formación como hombre entre los hombres. Soportó sus ausencias, las críticas maliciosas. Se calló la tristeza, el miedo. Sufrió hasta sentirse morir cuando lo vio morir injustamente. Lo hizo todo por amor. Su nombre era: María de Nazaret.

114. Viejo y olvidado permanecía el piano que un día, lejano ya, había sido el alma de la casa. Sus notas habían despertado alegrías y callado tristezas. Fue creador de sueños y apaciguador de disgustos. 



 115. El rey sabía que les estaba exigiendo demasiado. La batalla había durado más tiempo del esperado. Cayeron muchos soldados. El campo estaba lleno de muertos y agonizantes. Los heridos, con vendajes maltrechos, insistían en no decaer para mostrar su lealtad al rey.

116. Esa noche soñó con letras. Las veía flotar en el aire o grabadas en las paredes. Eran grandes, pequeñas, mayúsculas y minúsculas. Las vocales eran de colores. Las consonantes doradas y plateadas. No formaban ningún mensaje. Sin embargo, cada mañana se despertaba con la sensación de adquirir nuevos conocimientos.

117. No era una promesa fácil de cumplir. La verdad, empezaba a cansarse de mantenerla. Pero, siendo la única persona inmortal del mundo, consideraba que era su obligación seguir burlando a la muerte... eternamente.

118. Bella como una ninfa, de maneras elegantes como una pantera. Ondeaba al viento su melena azabache. Miraba a la vida con sus ojos felinos. Sonreía con labios de fresa. Era hermosa, digna de ser adorada y deseada. Solo tenía un defecto: su corazón era frío como el hielo.

119. Nadie volverá a saber jamás cómo era la vida antes de que este planeta se convirtiera en un auténtico infierno. Ni siquiera las antiguas grabaciones de la naturaleza les ayudaban a percibir, ni intuir, el bienestar que disfrutamos un día, hace tiempo ya. El paraíso estuvo aquí y nosotros lo destruimos.

120. Por primera vez en mucho tiempo pudo abrazar a sus seres queridos, a quienes tanto había añorado. Atrás quedaban las dudas sobre la existencia de la vida después de la muerte. Ahora ya sabía qué la eternidad estaba ahí, para ella y todos los que estaban dispuesto a disfrutarla con amor y en paz. Era el sueño eterno.



121. ¿Sabes cuál es el secreto de la magia? Sentir que el poder está dentro de ti. Que puedes cambiar las cosas. Solo tienes que sentirlo, con amor y respeto hacia la naturaleza y las personas. Los cuatro elementos son tu arma pero, no lo olvides: no los traiciones o te abandonarán para siempre.

122. Tenía que tomar una decisión. Sería la más difícil de su vida. Ya no había gente en el planeta. La atmósfera era pesada, el calor sofocante. Aún así, la naturaleza se abría paso entre los edificios destruidos. Pero ya no había lugar para ella. Enfermaría y moriría con grandes dolores durante días. No debería dudar. No había marcha atrás. El suicido era la única opción.

123. Los temores, las dudas, la incertidumbre, angustias, falsas alegrías, felicidad volátil, amores olvidados, duelos persistentes. Todo se manifestaba en sus peores pesadillas. Ni el amanecer desdibujaba por completo sus fantasmas del pasado.

124. “La esperanza es el engaño del cerebro para que sigamos luchando, aunque esté todo perdido”, dijo el sabio. Y la gente perdió la poca esperanza que les quedaba.

125. Oteando el horizonte, cuando el sol tinta de rojo y dorado el atardecer, vio aparecer el barco. Parecía emerger de las oscuras profundidades del océano, desafiando las olas salvajes, envuelto en una niebla verdosa que era su identidad fantasmal.



126. El momento más aterrado que vivió la humanidad fue cuando se hizo consciente de que ya no había futuro.

127. Así empezó el año nuevo: sin maquillaje, sin peinado sofisticado; en pijama, calcetines de listas, zapatillas de lana. Recostada en un sillón reclinable, viendo la televisión y sintiéndose la reina de la casa.

128. No es más verdad lo que a ti te parece cierto y a mí mentira, ni menos verdad lo que para mí es auténtico y para ti falso.

129. Escribí una carta para ti. En ella te hablé de mis verdaderos sentimientos. También comenté mis miedos, mis dudas, mis sueños. Luego, la metí en un sobre que lacré con un sello de cera roja. El papel todavía arde en la chimenea. El mensaje en mi corazón.

130. La bailarina se puso las zapatillas de ballet, blancas como el tul de su vestido. Y empezó a girar sobre la punta de los pies. Dio vueltas y vueltas por la sala. La luz entraba por la cristalera y envolvía con su aura multicolor a la joven. Parecía un ángel.



131. Salió de la nave y pisó un nuevo planeta. Su estrella inundaba de luz rojiza el cielo. Con el paso de las horas comprobó que siempre había luz. Pasaban los días, las semanas… La estrella parecía desafiar su raciocinio. Jamás pensó que llegaría a extrañar la oscuridad.

132. Nos conocimos junto al mar y no puedo olvidarlo. ¿Cómo olvidar que me quedé embobada admirando tu cuerpo atlético y moreno mientras me tragaba una ola que me rebozó por la arena, una y otra vez, hasta que me levantaste y cuando quise sonreír salió un pulpo cabreado de mi boca?

133. No habiendo quien se atreviera a desafiar al dragón con acertijos, éste decidió sumirse en un largo sueño.

 134. Un día se miró al espejo y vio nieve en sus cabellos, antes oscuros como la noche.  El final se aproximaba. Había vivido las cuatro estaciones con gran intensidad. No podía quejarse pero no se sentía preparado para decir adiós.

135. ¡Ah sí! Aquellos días fueron maravillosos. No disponíamos de las comodidades de hoy en día pero eso hizo que viviéramos la experiencia con mayor intensidad. No, no señor. Por mucho dinero que nos prometa, ninguna nueva aventura será como aquélla.

Y hasta aquí llega la quinta publicación de relatos breves. Espero que os entretuvieran mientras disfrutáis del verano. Nos vemos en la próxima. ¡Saludos!





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