jueves, 13 de junio de 2024

MICORRELATOS IV

 



Hola estimados/as lectores/as: 

Después de una larga pausa sin publicar nada en el blog, comparto con vosotros esta nueva publicación de relatos muy breves que realicé en Twitter (ahora X) para “Motivación Escritoril”.

Las palabras que resalto en negro son el tema sobre el que se debía escribir.

 

76 “Si crees que nunca es tarde para empezar otra vez, recuerda, un día estarás bajo tierra y no tendrás otra oportunidad”. Así se grabó el epitafio de alguien que vivió sin prisas.

77. El sacerdote salió del confesionario y pegó una bofetada al penitente, quien lo miró perplejo.

“Pero, ¿qué hace, padre?”, preguntó.

“Ésa es mi bendición”, respondió el cura. “Y no te quejes. No me obligues a pedirte que pongas la otra mejilla. ¡Pecador!”.


78. Había tanto ruido que necesitó subir a una torre sencilla para sentirse solo y poder conectar con el Universo. Se centró en sus sentimientos y habló con Dios. No estaba seguro de su existencia pero la luz del Sol, el calor que acariciaba su piel, era lo más parecido al poder de una divinidad.

79. Frase de cumpleaños:

Apagó las velas y nadie cantó, nadie aplaudió. Así fue la soledad durante la pandemia.

80. Haiku.

Almendros en flor

Pétalos en el aire

Es primavera.

81. Soy la paloma de la paz y estoy harta de volar todo el tiempo con una rama de olivo en el pico. Llevo años y años sin soltar la plantita ésta. Ni acicalar las plumas puedo. Además, para la consideración que me tenéis, me pongo en huelga y se acabó.

82. Repitió tantas veces que había encontrado un tesoro que, al final, perdió su valor.



83. Al mirar (se) en el espejo se dio cuenta de que el tiempo, las penas y las alegrías la habían convertido en una mujer fuerte y segura de sí misma. Podía enfrentar la madurez y futura vejez sin amedrentarse ante las adversidades que el destino le tuviese preparadas.







84. Soltaron el confeti y los globos dorados, blancos y negros. La música sonaba alegre. La gente reía y aplaudía. Los jóvenes se quitaron las máscaras y se miraron embelesados. Nunca olvidarían esa fiesta donde se dieron el primer beso.

85. Se besaron bajo la lluvia, con la intensidad de la incipiente primavera, saboreando los labios húmedos con sabor a nube.

86. La vio caminar entre cortinas de seda, bajo la luz de la luna, contoneándose seductora. Acariciar la hiedra que cubría la balaustrada de mármol y le miró de soslayo. Ella esbozó una sonrisa cautivadora. La siguió, dejándose llevar por el juego de la seducción.

87. Fiestas, amores, viajes, alcohol, deportes extremos. Cualquier actividad era válida para sentirse vivo y encontrar sentido a la vida. En la ancianidad se dio cuenta de que la búsqueda debía ser un viaje interior: explorando su ser, enriqueciendo su mente, alimentando su alma.

88. El espacio es ese hueco vacío que hay entre nuestros labios esperando llenarse con un beso.



89. Allí estaba, dándole la mano, diciéndole palabras de aliento y llorando en silencio, suplicando que no se alargara su sufrimiento, aun sabiendo que esos eran los últimos minutos que compartían juntos en esta vida.

90. Creía que el dinero lo compraba todo. Y lo cierto era que su vida estaba completa. Tenía pareja, casa, coches… Se podía permitir adquirir todos los lujos. Con el tiempo se dio cuenta de que el dinero también le había regalado un sentimiento preocupante: el miedo a perderlo todo.

91. Nadie se acercaba a la casa del bosque desde que sus últimos dueños aparecieron ahorcados. Se decía que sus espíritus rondaban el lugar. Fue una niña la primera en atreverse a visitar la casa y nunca regresó. A veces, se puede escuchar una risa infantil.

92. Si miras detenidamente las gotas de rocío en el amanecer, con suerte, podrás ver a las hadas que acaban de nacer; así lo dice una vieja leyenda.



93. En los momentos tristes le gustaba la soledad. Y esa tarde el cielo acompañaba a sus sentimientos. Las nubes oscuras, con franjas rojizas, anunciaban el comienzo de una tormenta. Luego, vendría la calma, no así para su corazón. Era difícil superar la pérdida de un ser querido.

94. Respiró profundamente y miró al cielo esperando encontrar consuelo a su desesperación. Pero no había nada, solo un inmenso vacío, un gran silencio. La angustia se apoderó de su ser.

95. Ya es hora de despertar para contemplar el amanecer y sentir que estás viva, que empieza una nueva oportunidad para cumplir los objetivos antes de que las sombras se ciernan sobre la vida.

96. Le gustaba cantar pero lo hacía tan mal que solo lo hacía bajo la ducha para que no la escucharan los vecinos. Sin embargo, ellos prestaban atención pues su voz, mezclada con el sonido del agua, parecía el dulce canto de una sirena.

97. La humanidad tenía la oportunidad de mejorar la historia. No carecían de  conocimientos, ni oportunidades, ni herramientas para llevar a cabo sus proyectos. Pero no hicieron nada. Confiaban en que lo hiciera la siguiente generación. Y así pasaban los años y las generaciones…

98. — ¿Cuánto me quieres? —preguntó ella acariciando su melena rubia con coquetería.

—Hasta el infinito y más allá —respondió él.

—¡Esa frase ya está pillada! ¡Qué poco original eres! —se marchó, sin disimular su enfado.

Buzz Lightyear, decepcionado, se prometió que no volvería a enamorarse de una Barbie.

99. Ella paseaba por el parque contemplando las flores. Admiraba el lago donde navegaban parejas enamoradas en pequeñas barcas. Dos palomas se posaron en el suelo, delante de ella, iniciando su ritual de apareamiento. Suspiró resignada. Parecía ser el único ser vivo que no tenía quien la amara.





100. Conocía un secreto que podía salvar a la humanidad, pero se sentía tan enfadado con la sociedad, donde nunca había encajado bien, que decidió llevárselo con él a la tumba. Y, ahora, la vida en la Tierra agonizaba.

Hasta aquí la continuación de estos relatos breves. Espero que os hayan gustado. Nos vemos en la próxima entrada.




 

 

 



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