Hola estimados/as lectores/as:
Después de una larga pausa
sin publicar nada en el blog, comparto con vosotros esta nueva publicación de
relatos muy breves que realicé en Twitter (ahora X) para “Motivación Escritoril”.
Las palabras que resalto en
negro son el tema sobre el que se debía escribir.
76 “Si crees que nunca es tarde para empezar otra vez,
recuerda, un día estarás bajo tierra y no tendrás otra oportunidad”. Así se
grabó el epitafio de alguien que vivió sin prisas.
77. El sacerdote salió del
confesionario y pegó una bofetada al penitente, quien lo miró perplejo.
“Pero, ¿qué hace, padre?”,
preguntó.
“Ésa es mi bendición”, respondió el cura. “Y no te
quejes. No me obligues a pedirte que pongas la otra mejilla. ¡Pecador!”.
78. Había tanto ruido que
necesitó subir a una torre sencilla
para sentirse solo y poder conectar con el Universo. Se centró en sus
sentimientos y habló con Dios. No estaba seguro de su existencia pero la luz
del Sol, el calor que acariciaba su piel, era lo más parecido al poder de una
divinidad.
79. Frase de cumpleaños:
Apagó las velas y nadie cantó,
nadie aplaudió. Así fue la soledad durante la pandemia.
80. Haiku.
Almendros en flor
Pétalos en el aire
Es primavera.
81. Soy la paloma de la paz y estoy harta de volar todo el tiempo
con una rama de olivo en el pico. Llevo años y años sin soltar la plantita
ésta. Ni acicalar las plumas puedo. Además, para la consideración que me
tenéis, me pongo en huelga y se acabó.
82. Repitió tantas veces que
había encontrado un tesoro que, al
final, perdió su valor.
83. Al mirar (se) en el espejo
se dio cuenta de que el tiempo, las penas y las alegrías la habían convertido
en una mujer fuerte y segura de sí misma. Podía enfrentar la madurez y futura
vejez sin amedrentarse ante las adversidades que el destino le tuviese preparadas.
84. Soltaron el confeti y
los globos dorados, blancos y negros. La música sonaba alegre. La gente reía y
aplaudía. Los jóvenes se quitaron las máscaras y se miraron embelesados. Nunca
olvidarían esa fiesta donde se
dieron el primer beso.
85. Se besaron bajo la lluvia, con la intensidad de la
incipiente primavera, saboreando los labios húmedos con sabor a nube.
86. La vio caminar entre
cortinas de seda, bajo la luz de la luna, contoneándose seductora. Acariciar la
hiedra que cubría la balaustrada de mármol y le miró de soslayo. Ella esbozó
una sonrisa cautivadora. La siguió, dejándose llevar por el juego de la seducción.
87. Fiestas, amores, viajes,
alcohol, deportes extremos. Cualquier actividad era válida para sentirse vivo y
encontrar sentido a la vida. En la ancianidad se dio cuenta de que la búsqueda debía ser un viaje
interior: explorando su ser, enriqueciendo su mente, alimentando su alma.
88. El espacio es ese hueco vacío que hay entre nuestros labios esperando llenarse con un beso.
89. Allí estaba, dándole la mano, diciéndole palabras de aliento y
llorando en silencio, suplicando que no se alargara su sufrimiento, aun
sabiendo que esos eran los últimos minutos que compartían juntos en esta vida.
90. Creía que el dinero lo compraba todo. Y lo cierto era
que su vida estaba completa. Tenía pareja, casa, coches… Se podía permitir
adquirir todos los lujos. Con el tiempo se dio cuenta de que el dinero también
le había regalado un sentimiento preocupante: el miedo a perderlo todo.
91. Nadie se acercaba a la casa del bosque desde que sus
últimos dueños aparecieron ahorcados. Se decía que sus espíritus rondaban el
lugar. Fue una niña la primera en atreverse a visitar la casa y nunca regresó.
A veces, se puede escuchar una risa infantil.
92. Si miras detenidamente
las gotas de rocío en el amanecer, con suerte, podrás ver a las hadas que
acaban de nacer; así lo dice una vieja
leyenda.
93. En los momentos tristes
le gustaba la soledad. Y esa tarde el cielo
acompañaba a sus sentimientos. Las nubes oscuras, con franjas rojizas, anunciaban
el comienzo de una tormenta. Luego, vendría la calma, no así para su corazón.
Era difícil superar la pérdida de un ser querido.
94. Respiró profundamente y miró al cielo esperando encontrar consuelo
a su desesperación. Pero no había nada, solo un inmenso vacío, un gran
silencio. La angustia se apoderó de su ser.
95. Ya es hora de despertar para contemplar el amanecer y
sentir que estás viva, que empieza una nueva oportunidad para cumplir los
objetivos antes de que las sombras se ciernan sobre la vida.
96. Le gustaba cantar pero lo hacía tan mal que solo
lo hacía bajo la ducha para que no la escucharan los vecinos. Sin embargo,
ellos prestaban atención pues su voz, mezclada con el sonido del agua, parecía
el dulce canto de una sirena.
97. La humanidad tenía la oportunidad
de mejorar la historia. No carecían de
conocimientos, ni oportunidades, ni herramientas para llevar a cabo sus
proyectos. Pero no hicieron nada. Confiaban en que lo hiciera la siguiente
generación. Y así pasaban los años y las generaciones…
98. — ¿Cuánto me quieres? —preguntó
ella acariciando su melena rubia con coquetería.
—Hasta el infinito y más allá —respondió él.
—¡Esa frase ya está pillada!
¡Qué poco original eres! —se marchó, sin disimular su enfado.
Buzz Lightyear,
decepcionado, se prometió que no volvería a enamorarse de una Barbie.
100. Conocía un secreto que podía salvar a la humanidad, pero se sentía
tan enfadado con la sociedad, donde nunca había encajado bien, que decidió
llevárselo con él a la tumba. Y, ahora, la vida en la Tierra agonizaba.
Hasta aquí la continuación
de estos relatos breves. Espero que os hayan gustado. Nos vemos en la próxima
entrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario