miércoles, 14 de julio de 2021

ROBERTO GAITE

 



ROBERTO GAITE

 

Hace unos cuantos años (allá por los años 90) decidí que había llegado el momento de escribir una novela en serio. Y digo “en serio” porque había escrito novelas y relatos anteriores pero nunca pensé en hacerlo como algo que pudiera publicarse algún día. Así que, casi puedo decir que mi primera novela es “Roberto Gaite”.

¿Por qué el personaje es masculino y no femenino? Porque había escrito tantas historias desde el punto de vista de una mujer, que me apetecía hacerlo desde el punto de vista de un hombre. Meterse en la piel de un hombre no es fácil pero fue muy interesante. La novela no está escrita en primera persona pero, evidentemente, Roberto es el personaje principal y todo lo que sucede tiene que ver con él y su mundo.

¿Cómo preparé esta novela?

Tenía claro que quería que estuviese ambientada a finales del siglo XIX o principios del XX pero la ciudad en la que la ambientaría debía ser ficticia y la  llamaría Próspera.



Próspera era una ciudad que, a pesar de ser pequeña, disponía de todas las modernidades que existían en esa época pero, por ser pequeña, la gente de clase alta era más conservadora y reacia a aceptar ciertos cambios. Roberto, a pesar de ser barón, rompía con ese esquema clásico. Apasionado de la música y de su carrera profesional -la medicina-, deseaba que su ciudad tuviese el mejor hospital de toda la nación, así como otras mejoras en la sociedad.

La ciudad está dividida por un río que separaba el centro, la zona rica, de la zona pobre.

Como en todas las ciudades, había locales donde solo se reunía la gente de clase alta: teatros, cafés, etcétera. Un hipódromo donde se celebraban carreras de caballos los domingos. Un parque donde la gente se reunía para pasear a pie o en carruaje. En este parque hay un estanque formado por el río donde se puede navegar.

Uno de los momentos en que Roberto demuestra su rebeldía es cuando decide abrir un casino. A pesar de ser un negocio aceptado en otras ciudades, en Próspera mucha gente piensa que puede ser un lugar inadecuado por estar dedicado al juego, algo considerado pecaminoso.

Desde el principio tuve bien definidos a los personajes, sobre todo a Roberto, Isaías y Soledad.  Irene, la esposa de Roberto, solo era un recuerdo doloroso para ellos, así como el hijo de ambos (al menos en dos novelas de esta historia). Y es ese dolor el que marca su carácter poco convencional para los caballeros de la época. Un carácter que es tan admirado como aborrecido por los demás ciudadanos.

Lo que más deseaba escribir en esta novela eran los diálogos. A través del enfrentamiento entre los personajes se conocen sus caracteres, sus sentimientos y sus secretos.  

Se puede decir que hay dos antagonistas en la novela: Soledad (esposa de Isaías) y Lucas (un pariente de Roberto que aparece de pronto en la ciudad y de cuya existencia él no tiene conocimiento). El rencor de ambos hacia Roberto los unirá, así como enfrentarán a Roberto a sus recuerdos, manifestará su lado más mordaz y le obligará a plantearse el futuro. La decisión que toma al final de la novela estará influida por una mujer, Julia Colmenar, que aparece en la ciudad de pronto tras quedar viuda y se enamora de Roberto, así como algunos sucesos inesperados para él. Sobra decir que Julia pone el punto más romántico en la historia.

Los demás personajes de la novela: médicos, la condesa doña Carmen, madame Berta, el alcalde don Martín, etcétera, además de crear diferentes momentos de más o menos tensión en la historia, ayudarán a perfilar el carácter de los personajes principales y de la ciudad.

El físico de los personajes también es importante. Soledad y Julia eran conocidas por su belleza, aunque siempre se mantiene que la difunta esposa de Roberto era mucho más hermosa. Los hombres son atractivos o normales. Lucas y Roberto se parecen bastante, aunque la gente tarda en saber que son parientes. 

En aquellos tiempos, un actor que podría ser referente para imaginarse a Roberto, es Mandy Patinkin, sobre todo por su fuerza expresiva y la mirada. Aunque, a mí no me gusta poner rostro  a los personajes de las novelas. Prefiero que los/as escritores/as se los imaginen.


Cuando hago referencia al atractivo de un personaje, ya sea masculino o femenino, suelo referirme a que no es un/a perfecto/a Adonis/Venus, pero sí tiene en conjunto, por sus rasgos, postura y carácter, algo que los distingue de los demás.

El final de esta novela podría considerarse abierto porque se pueden plantear algunas preguntas por simple curiosidad. No es el típico final feliz que se puede esperar de una novela que, sin ser la típica romántica, sí se engloba dentro del romanticismo/drama.

Y es ese final el que me hizo escribir una continuación. La verdad es que disfruté tanto con estos personajes que deseaba ampliar su mundo. En esta segunda parte que titulé “El regreso de Roberto Gaite”, desaparecieron algunos personajes de la primera novela y aparecieron otros nuevos que, por supuesto, interactúan bastante con Roberto.

Pasado un tiempo, después de escribir la segunda parte, decidí crear otra parte de la historia de los personajes porque deseaba responder a cómo pudieron conocerse los personajes principales. Me refiero a Roberto, Isaías, Soledad e Irene. Entonces, escribí la novela en la que se descubrirían los comienzos de su amistad y enamoramientos. Esta novela la titulé: El gran amor de Roberto Gaite.

La segunda y tercera novelas son las más románticas de las tres. Pero escribir esta tercera parte, que sería el comienzo de todo el universo de Roberto, me planteó preguntas que no tenían respuestas. Así que escribí una cuarta novela, más corta, en la que se descubriría qué había pasado con Irene y Adolfo, el hijo de ambos. Cómo se llevó al fatal desenlace y cómo cambió el carácter del protagonista. Esta cuarta historia la titulé: El dolor de Roberto Gaite.

 A pesar de haberlas escrito en este orden:

·         Roberto Gaite

·         El regreso de Roberto Gaite

·         El gran amor de Roberto Gaite

·         El dolor de Roberto Gaite

Se pueden leer en este orden:

·         El gran amor de Roberto Gaite

·         El dolor de Roberto Gaite

·         Roberto Gaite

·         El regreso de Roberto Gaite.

Aunque yo, como creadora de esta historia, prefiero respetar el primer orden.  Y, de hecho, las publiqué así en tapa blanda y libro electrónico:



Roberto Gaite

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"Las mujeres se sentaron cerca de la galería para no sentirse agobiadas por el  calor que empezaba a inundar el salón. Soledad se abanicaba con un abanico de encaje negro. Miró a Julia y comprobó el interés que había suscitado en ella Roberto. La duquesa no dejaba de mirarlo y en sus mejillas podía verse un incipiente rubor.

—Espero que lo estés pasando bien, Julia –comentó.

—¡Oh, sí, gracias! –exclamó, un poco turbada─. El Barón toca muy bien el piano.

—Sí, siempre le gustó mucho la música. Yo diría que es su afición favorita.

—No me has presentado a su esposa –dijo Julia.

Soledad sonrió divertida.

—Roberto es viudo, querida.

Julia la miró, sorprendida.

─Sí, es viudo ─repitió─, desde hace cinco años –añadió Soledad─. Y no tiene intención de casarse de nuevo.

—¿Cómo puedes estar tan segura? ¿Tan bien le conoces?

Soledad cerró el abanico y apoyó una mano en el brazo de su amiga.

—Es indudable que el barón te ha causado buena impresión. Pero, permíteme que te dé un consejo, querida. Olvídate de Roberto Gaite. Cualquier mujer en su vida no tendría más valor que su perro. Vive anclado en el pasado, guarda rencor en su corazón. No, Julia, jamás hallarías la felicidad junto a él".

EL REGRESO DE ROBERTO GAITE

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"Dejaron los caballos sujetos a una puerta enrejada y subieron al campanario. Como había dicho ella, las vistas eran espectaculares. Las contemplaron embelesados un rato.


─No pareces muy cómodo ─comentó ella.

─A mí mujer también le gustaba subir aquí ─explicó Roberto.

─¡Vaya!¡Qué coincidencia! Lamento traerte malos recuerdos.

─No lo son. Recordar a Irene jamás se convertirá en un mal recuerdo para mí ─esbozó una sonrisa nerviosa.

Julia se acercó a más a él. Se quitó uno de los guantes y le acaricio una mejilla.

─Te he echado mucho de menos, Roberto ─le dijo y lo besó en los labios".


EL GRAN AMOR DE ROBERTO GAITE

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"Irene cogió una pasta y empezó a mordisquearla. Centró nuevamente su atención en el exterior. Solo veía pasar gente de un lado para otro, apurando sus pasos para guarecerse de la lluvia en los soportales, sorteando carruajes de diferentes clases. De pronto le llamó la atención un caballero que parecía venir hacia el “Plaza”, caminaba rápido y llevaba un libro bajo el brazo. Sintió que su corazón empezaba a latir velozmente. Era la primera vez que le sucedía algo semejante. El hombre cada vez estaba más cerca. Podía distinguir sus ojos, tan negros como sus cabellos,  y sus rasgos, más viriles que los de la mayoría de los hombres de su edad. Cuando él se adentró en el soportal, ella se echó hacia atrás en el asiento, temerosa de que la descubriese. Se llevó las manos a la cara. Sus mejillas estaban ardiendo. Bebió un poco de té para tranquilizarse y volvió a buscar al hombre pero ya no estaba allí y no había entrado en el café. Su madre regresó e Irene desistió de seguir buscando al hombre entre la multitud".


EL DOLOR DE ROBERTO GAITE

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"Roberto y su familia llegaron justo a tiempo de empezar la misa. Se sentaron en un banco, cerca de la entrada.

Cuando terminó el oficio, salieron al exterior y saludaron a sus conocidos.

─Es realmente sorprendente que no te hayas quedado en el hospital ─comentó Soledad a Roberto con sarcasmo─. Últimamente ese lugar parece que se ha convertido en tu hogar.

─Solo cumplo con mi obligación ─respondió él.

─Igual que los demás médicos, Roberto. Solo que ellos saben que también tienen familias que atender ─replicó".



Como he dicho, disfruté mucho con esta historia y sus personajes.  Tenía las ideas tan claras que escribí en poco tiempo cada novela.

Años más tarde, cuando las revisé para corregir y publicar, recordaba todo de ellas, principalmente de las dos primeras novelas. Como podéis comprobar las publiqué en Amazon. No fue fácil tomar esta decisión. Cuando publicas una novela parece que te desprendes de algo muy personal y esta historia de Roberto Gaite es muy especial para mí. Pero ahí están, os he dejado los enlaces por si os interesa haceros con ellas. Y, si las leéis, espero que disfrutéis con ellas tanto como lo hice yo escribiéndolas.

 Y hasta aquí llega esta entrada. Espero que os haya gustado.  ¡Nos vemos! 





 

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