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Hola lectores/as:
En una ocasión, buscando información sobre viajes en autocar, me encontré con diferentes itinerarios de viajes escritos por algunos viajeros y así se me ocurrió escribir un relato inventado que comparto con vosotros/as y espero sea de vuestro agrado.
“LA RUTA DE LOS MISTERIOS”
Con
sólo un día de antelación a la Semana Santa, mi jefa me dijo que podía disponer
de unos días para vacaciones.
No
me gusta la improvisación, así que pensé que lo mejor que podía hacer era
pasear por Barcelona y conocerla un poco mejor.
Mi
tía, al enterarse de mi situación, no dudó en proponerme que viajara con ella y
sus amigas hasta Galicia. Quedaba una plaza libre en el autocar y estarían
encantadas de que me uniese al grupo.
Hacer
un viaje en autocar, en compañía de unas mujeres de más de sesenta años,
amantes de los misterios, no me parecía
el plan perfecto pero era preferible a quedarme en casa.
A
la mañana siguiente, me dirigí a la estación de autobuses Nord donde me
esperaban mi tía y sus amigas. Me explicaron que habían alquilado un autocar de
la empresa XXX para que las llevara por la ruta Barcelona-Santiago de
Compostela, que ellos tenían dentro de
sus ofertas, pero deteniéndose en aquellos lugares donde pudiesen visitar
sitios que guardasen algún misterio inexplicable.
Yo
estaba acostumbrada a viajar en tren o avión y desconocía cómo sería realizar
un viaje tan largo en autocar. Empezaba a arrepentirme por haberme dejado
convencer para ir con ellas, hasta que vi el autocar. Me sorprendió gratamente su
aspecto. Era de los más modernos, y ofrecía servicios extra: catering, control
y recepción de equipaje, bebidas frías y cafetería, servicio de azafata a bordo.
La línea del vehículo era elegante, moderna y ecológica, así lo pude confirmar
al comprobar que utilizaban “biodiésel” como combustible.
El
chófer nos ayudó a guardar el equipaje.
Unos minutos más tarde la azafata nos avisó de que ya podíamos subir y comprobó
la lista de pasajeros. Nos entregó una botella de agua y un paquete de galletas
a cada una, asegurándonos, muy amablemente, que durante el viaje podríamos
disponer también de café, refrescos, zumos y bollitos. Tuvieron la gentileza de
tener galletas sin azúcar y sin gluten, a gusto de la consumidora.
Mi
tía me había comentado que íbamos a tener un viaje estupendo y de lujo pero, la
verdad, no me esperaba tantas atenciones en un autocar por mucho que se pagara
por el billete.
Los asientos eran confortables y nos
sorprendió comprobar que teníamos una televisión por asiento, además de canal
WIFI gratis. El chófer cerró la puerta y se puso en marcha. Nuestro primer
destino era Zaragoza. Tardaríamos unas tres horas en llegar. Tiempo que
aproveché para dormir un poco.
Desperté
cuando salíamos de Lleida y el chófer se adentraba en la AP2 (autopista de
peaje). Mi tía leía un libro y yo decidí
ver una película en el canal-ocio.
La primera visita que hicimos en Zaragoza fue a
la Plaza del Pilar. El recorrido lo hicimos rápido. Al grupo sólo le interesaba
entrar en la Basílica Catedral Nuestra Señora del Pilar para visitar las bombas
que, según la leyenda, nunca llegaron a explotar gracias a la Virgen. Insistí
en que viésemos a la Pilarica y aceptaron, aunque ellas, grandes viajeras, ya conocían la
ciudad y sus maravillas.
La Seo, Catedral de San Salvador, sólo la vimos por fuera. Fuimos a la plaza de San Felipe para fotografiar la estatua del niño que mira a la torre que ya no está. Me refiero a la Torre Nueva, de arte mudéjar, una de las más importantes de España y que decidieron demoler en el año 1892. Luego, nos dirigimos al Puente de Piedra desde donde se pueden hacer las mejores fotos de la Basílica. Pero a mi tía y sus amigas sólo les interesaba mirar al río porque dicen que en el margen izquierdo está el Pozo de San Lázaro, una puerta al Más Allá que se lleva a todo desafortunado que se ahoga en el río y no vuelve a aparecer nunca más.
Visitamos
el Parque Macanaz bajo cuyo suelo hay una fosa común donde reposan quince mil
personas, muertas entre 1808 y 1809.
Después
de comer en un restaurante típico de la zona, regresamos al autocar para seguir
con la ruta. Pasamos por la calle de Anselmo Gascón de Gotor, un burgués
zaragozano que se pronunció en contra del derribo de la Torre Nueva y al que
Zaragoza brindó una calle. Pero esta historia poco interesaba en ese momento a
mi tía y sus amigas. Sólo querían contemplar y fotografiar la casa donde
antiguamente se manifestó un duende. De aquella casa queda poco. Ahora es un
edificio moderno, aunque se llama “Edificio Duende”, y la historia sigue
presente en la mente de todos los amantes del misterio.
Después
de recorrer la Plaza de Santo Domingo, otro lugar donde hay una fosa común, con
unos siete mil muertos, pasamos la noche
en el Hotel Meliá, antiguamente Hotel Corona de Aragón. El interés que tenía el
grupo era visitar la habitación 510, famosa por los sucesos extraños que
acontecen en ella desde un fatídico incendio en el año 1979. Afortunadamente, a
mí no me tocó dormir en esa habitación. No creo en experiencias paranormales
pero tampoco me gusta tentar la suerte.
Llegamos
a Logroño, una ciudad pequeña pero encantadora. Después de comer nos apuntamos
para hacer la “Ruta de la Inquisición”.
Una
guía nos enseñó los lugares donde se sucedieron
los hechos durante los años de la Inquisición de Logroño, en el siglo
XVII.
La
ruta empieza en el lugar donde estaba ubicado el Palacio del Tribunal de la
Santa Inquisición, cerca del convento de Valbuena, aunque no quedan restos del
mismo. Luego fuimos a la calle Barriocepo, donde está la Casa de Mateo de Nuevas, quien fue
secretario del Secreto de la Inquisición. Sobre la bóveda puede verse el escudo
de la Santa Inquisición.
También
fuimos al parque del Ebro, concretamente al “Bosque de la Memoria”, donde hay
plantados once olmos en memoria por las personas que fueron condenadas a la
hoguera en el año 1610.
Otros lugares que incluyen el recorrido son la iglesia de Santiago el Real y la de San Bartolomé. Por el camino pudimos ver famosas casas de época, como “La Reja Dorada”, donde estaba la bodega de vino más antigua de Logroño. Era obligado visitar el Palacio Yanguas, un museo dedicado al vino.
Aparte
del recorrido “inquisitorial”, pudimos disfrutar de lugares que son de obligado
paso para los peregrinos que realizan el Camino de Santiago.
Regresamos
al autocar satisfechas con lo visto y aprendido y salimos de Logroño rumbo a
Burgos. No iríamos a la ciudad, sino que nos desviaríamos para ir directamente
a San Pantaleón de Losa, en la Comarca de Las Merindades, un lugar mágico que
está relacionado con las leyendas artúricas y el Santo Grial.
Por
la noche, cenamos y dormimos en el albergue de Villalba de Losa y, a la mañana siguiente,
continuamos el viaje hasta nuestro destino.
Cerca
de allí, a pocos kilómetros, hay dos pueblos que se llaman Criales y Santa
María de Siones, dos nombres también relacionados con el Grial y los templarios. La leyenda dice que el
Santo Grial, la copa que recogió la sangre de Cristo, está en Burgos y contuvo
una vez la sangre del santo Pantaleón.
Regresamos
al autocar para continuar el viaje. Comimos en Burgos e hicimos una brevísima
ruta turística. Sólo pudimos ver la catedral por fuera, una auténtica joya
gótica, y las calles circundantes.
Queríamos llegar a Benavente antes de la noche.
Aproveché
las dos horas y media de viaje que nos quedaba para ver una película.
En Benavente, provincia de Zamora, visitamos el teatro Reina Sofía, construido en el año 1928, donde se pueden oír pasos y ruidos extraños que más tienen que ver con el Más Allá, que acá.
El
espacio escénico se levantó sobre las dependencias del Convento de Santo
Domingo, del que se conservan algunos resto y, quizás, algún espíritu.
Admiramos
la belleza y elegancia del teatro, que fue restaurado y embellecido
recientemente, y salimos de allí sin haber visto ni oído nada extraño.
Pasamos
la noche en Benavente y, de madrugada, salimos hacia Lugo.
Tras esa visita, fuimos a Lugo ciudad y degustamos platos típicos de Galicia. Por la tarde haríamos un pequeño recorrido por la zona vieja para conocer la muralla, una fortificación romana, declarada Monumento Nacional y declarada Patrimonio de la Humanidad. También visitamos la catedral de Santa María, un monumento románico que tiene añadidos góticos, barrocos y neoclásicos, también declarada Patrimonio de la Humanidad por pertenecer a los Caminos Primitivos y Norte. Quizá lo más misterioso que hay en este lugar es la cantidad de tumbas sin identificar o de dudosa pertenencia, como la de Santa Froila, situada junto la capilla de su hijo, San Froilán, patrón de Lugo. Aunque dicen que realmente quien descansa en ella es el obispo Odoario. Sobre la puerta que sale a la plaza Pío XII está escrito un acróstico que podría ser un epitafio referente al obispo. También se comenta que la tumba pertenece a San Froilán y el nombre “Froila” sólo sería una derivación.
Me
llamó la atención por su pintoresco decorado, al lado de la catedral, en la
calle Bon Xesús, una tienda que, además de vender todo tipo de artesanía
gallega y licores, se dedica especialmente a la venta de brujas. Las ventanas y
los balcones de sus tres pisos que dan a la calle están adornados con brujas de
diferentes tamaños. Es imposible no caer en la tentación de entrar y comprar
algo.
A
media tarde regresamos al autocar y continuamos el viaje. Nuestro próximo
destino sería A Coruña. Tardaríamos poco más de una hora en llegar.
Durante
el trayecto, la azafata nos sirvió café y galletas. Aproveché para leer un
poco.
En
A Coruña, después de ir al hotel y dejar los equipajes en las habitaciones, nos
dirigirnos al jardín San Carlos con la mayor celeridad posible porque
disponíamos de poco tiempo antes de que cerrara.
El
jardín había sido un castillo defensivo en el siglo XIV, y en el año 1894, don
Francisco de Mazarredo lo transformó convirtiéndolo en un jardín de aspecto romántico.
En
este bello lugar, junto a unos olmos centenarios, está la tumba del general
John Moore, que murió en 1809 defendiendo la ciudad contra los franceses, en la
batalla conocida como “Batalla de Elviña”. Pero el misterio que encierra este
lugar tiene que ver con el fantasma de Lady Hester Stanhope, supuesta amante
del general. Según la leyenda su fantasma surge delante de la tumba y se pasea
por el jardín, vestida de blanco, con sombrero que oculta su rostro.
Aunque
no es posible permanecer de noche en el jardín, mi tía y sus amigas decidieron
quedar unos minutos cerca del recinto, con la esperanza de poder ver el
fantasma. Desde allí también se puede apreciar vistas espectaculares del
puerto. Del fantasma no hubo ni rastro.
Desde
allí fuimos al cementerio de San Amaro, lugar declarado de interés turístico,
cuyo nombre está asociado al Más Allá, la búsqueda del Paraíso y la
intemporalidad. Es un cementerio marítimo con una gran simbología celta. Está
dividido en tres zonas: la religiosa, la británica y la civil.
El
cementerio tiene un gran valor por su contenido histórico, arquitectónico y
artístico. Es una de las mejores muestras del Neoclásico. Y hay varios ilustres
enterrados en él.
Se
pueden hacer diferentes rutas, pero el grupo decidió visitarlo de noche. Y, la
verdad, pasear por un cementerio con antorchas encendidas y un señor vestido
con capa explicándonos anécdotas e historias sobre muertos, da un poco de
miedo.
La
zona que más me impactó fue la dedicada a las sepulturas de los niños.
Numerosas víctimas de la epidemia de cólera de 1854.
Al día siguiente, visitamos la Torre de Hércules famosa por ser el único faro de romano que sigue en funcionamiento hoy en día, en todo el mundo. Data del siglo I. Tiene cincuenta y siete metros de altura, que lo convierte en el tercer faro más alto de España.
Salimos
de A Coruña para finalizar el viaje en Santiago de Compostela, para muchos el
final de la Ruta Xacobea (Jacobea).
Después
de visitar la catedral, lugar donde se dice que está enterrado el Apóstol
Santiago, y centro de peregrinación desde la Edad Media, recorrimos algunas
calles y plazas de la ciudad.
En realidad, es una sombra proyectada por la iluminación nocturna de la catedral que cae sobre un pilar de granito. Pero la leyenda más comentada dice que es la sombra de un sacerdote disfrazado de peregrino esperando eternamente por su amada, una monja de clausura que vivía en el convento de San Paio de Antealtares, que nunca acudió a su cita de amor.
Por
la noche disfrutamos del ambiente de la ciudad, sobre todo estudiantil, y al
día siguiente regresamos a Barcelona, ya
sin hacer paradas turísticas.
Cuando
el autocar se detuvo en la Estación Nord, el chófer nos ayudó a coger los
equipajes y nos despedimos de él y de la azafata.
Mi
tía y sus amigas dijeron que en breve harían otro viaje pero, en esta
ocasión, alquilarían un autocar Alsa
Premium, para disfrutar de sus lujos.
Yo,
que no era aficionada a estos viajes, no dudé en acercarme a ella y pedirle que
me reservara una plaza. Me miró sorprendida y se rió, asegurándome de que así
lo haría.
FIN
Nos vemos en la próxima entrada. ¡Un saludo!
¡¡Un recorrido maravilloso!! No me extraña que quieras asegurarte esa plaza en al autocar. ;-)
ResponderEliminarAbrazo grande
Sería inolvidable. Muchas gracias por comentar. Un saludo!
EliminarAunque sea un invento, me hiciste recorrer por lugares lejanos que imaginé, todo era real. Y hablando de lo que es real, he realizado muchos viajes dentro y fuera de mi país y cometí el error de no llevar una hoja de ruta en cada uno, para recordar todos los lugares que he visitado. A veces miro las fotos y si son paisajes, no recuerdo de dónde son, jaja. Error humano.
ResponderEliminarBuenas noches de sábado en inicio del mes de julio.
Abrazo enorme.
No realicé ese viaje pero existen los sitios y las leyendas. Yo tampoco suelo anotar todo lo que veo en mis viajes y después me arrepiento. 😁 Muchas gracias por comentar, Malania. Un abrazo!
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