sábado, 16 de marzo de 2024

EL LOBO

 



Hola lectores/as:

En esta ocasión os traigo otro relato breve, uno de esos que escribí hace tiempo y lo encontré guardado en un cajón. 


EL LOBO

Carta dirigida al periódico X en el día Y del año Z. 

Señor director:

Me congratula saber que en el día de hoy por fin se aprueba en el Real Decreto X/X que soy una especie protegida. Mis hermanos de raza y yo ya no tendremos que temer que nuestras cabezas sea un bien codiciado por unos humanos que se divierten vertiendo nuestra sangre por los montes. Ya no temeremos que nos persigan sin compasión. 

No soy un humano que vive en un país en guerra o sumido en la extrema pobreza. Solo soy un lobo que ansiaba poseer un derecho tan digno como es el de la vida. 

Nací en un clan donde mi padre era un magnífico ejemplar que supo guiar y cuidar de su manada. Mi madre, la loba más veterana, era admirada y respetada por todos. Trajo al mundo a varios lobeznos, algunos de ellos murieron en tiempos de hambruna, otros a manos de los humanos. 


Durante unos años vivimos acorde nuestras normas, respetando y haciéndonos respetar por otros clanes y otros animales del bosque. Reconozco que también éramos temidos por aquellos a quienes debíamos dar caza. Pero jamás cazamos por placer, solo para alimentarnos, y nunca matábamos más animales de los necesarios. Es bien sabido por todos los depredadores que no se puede derrochar energía en esfuerzos inútiles.

En ese tiempo éramos conscientes de que el ser humano deseaba nuestro exterminio. Pero el miedo que transmitíamos nos infundió un valor que se convirtió en nuestro más grave error, pues bajamos la guardia. 

Un día, un grupo de cazadores humanos vinieron a nuestro encuentro. El ruido de los disparos se confundió con los latidos de nuestros corazones. El miedo nos confundió. Intentamos huir pero nos tenían acorralados. He visto morir a mis hermanos, a mis padres... Todavía no comprendo cómo he podido sobrevivir. De alguna manera me adentré en el bosque y conseguí encontrar un refugio. Por desgracia no pude salvar a mis seres queridos. 



Pasados unos días, encontrándome exhausto por el miedo y el hambre, me descubrieron unos humanos. El miedo me paralizó. Para mí sorpresa, ese grupo no quería matarme. Me cogieron de alguna manera, creo que me dormí tras un disparo que no me dolió mucho, y me desperté en un lugar extraño. Sentí miedo y angustia pero se me pasaron cuando comprendí que no me iban a hacer daño. Me estaban cuidando y no tardarían en soltarme en un lugar donde sería libre pero estaría cuidado y protegido.



Mi olfato me indica que hay más lobos como yo. Es posible que termine formando una familia. De vez en cuando, a pesar de la seguridad que me proporcionan esos humanos, no puedo dejar de pensar en los que nos hicieron daño. Olfateo el aire y siento un súbito temblor que me paraliza durante unos segundos. A veces, aúllo a la Luna para despedirme de mis seres queridos, siempre con la esperanza de que sus espíritus vaguen libres por el bosque.




FIN

Espero que os haya gustado. Gracias por vuestra lectura. Nos vemos en la próxima.



2 comentarios:

  1. Qué buen relato, Ana M. Me ha gustado que el propio lobo, en primera persona, reivindique su derecho a la vida describiendo la crueldad humana a la que se ve sometido. Me hace reflexionar tu cuento, qué ternura, se hace querer el pobre animal. Por otra parte, el final está genial. Muy muy bueno, te felicito. Mari Carmen Caballero Álvarez.

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    1. Muchas gracias. Me alegra que algo tan breve llegue a emocionar. Gracias por la lectura y el comentario.

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