ÁNGELES Y DEMONIOS

LOS SIETE SELLOS SAGRADOS

“…Lucifer, cada mil años, abre las puertas del infierno para invadir la tierra sembrando caos, miedo, destrucción y muerte”.

En el castillo de Renat se reúnen cuatro reyes con un representante de la Iglesia Sagrada. Solo falta un año para que la guerra contra los demonios tenga lugar. Y deben prepararse.

Pero, en esta ocasión, el Ermitaño, un ser que tiene una unión especial con Dios, dice que sabe cómo vencer a los demonios:

“—Un hombre santo podrá abrir los siete Sellos sagrados que le abrirán las siete puertas del cielo y deberá enfrentarse al último ángel custodio y si le vence, los ejército de los ángeles se unirán a los ejércitos de los hombres y lucharán en una sola batalla contra Lucifer y sus demonios y vencerán —explicó—. Entonces, Lucifer se verá obligado a cerrar las puertas del infierno y no volverá a molestar al hombre con más guerras —concluyó”.

Pero ¿quién es ese “hombre santo”? Pronto lo sabrán: el señor Mauro. Aunque él siempre dudará de reunir las cualidades para ser el elegido.

Y después de cumplir la primera misión, impuesta por el ángel Uriel, el señor Mauro se convence de que los ángeles nunca serán ni deberían ser sus aliados para luchar contra los demonios.

Por otro lado, los demonios, que no deberían salir del infierno antes de cumplirse los mil años, se aparecen para buscar al “hombre santo” y destruirlo de alguna manera con el objetivo de conseguir su ayuda para que la guerra tenga lugar en el cielo contra los ángeles, en vez de en la Tierra.

Entre los humanos también había rencillas que el Padre Mayor, representante de la Iglesia Sagrada -Petronio II-, obligaba a resolver de inmediato.

“Los reyes de Treten y Montaró estaban enemistados porque el primero acusaba al segundo de robarle agua creando presas en su territorio que impedían que el nivel de los ríos que discurrían por ambos reinos fuesen lo suficientemente caudalosos para abastecer a toda la población de su reino”.

Esta novela “Los Siete Sellos Sagrados” es de fantasía épica. No es romántica, aunque algún personaje vive su romance como evolución personal o de la historia. Aunque la fantasía es un género que está más destinado al público juvenil, creo que las novelas que yo escribo des este tipo están dirigidas a un público más adulto, pero pueden ser leídas por ambos grupos.